Durante mucho tiempo, Eugenia sufrió de depresión, insomnio y miedo. Sus problemas internos y las inseguridades personales que tenía le causaron problemas en la relación con su familia; no tenía paciencia con sus hijos y discutía mucho con su esposo. “Mi vida no tenía sentido, incluso me cansaba ver cómo transcurría”, cuenta.
Cuando llegó a la Universal, a través de una invitación, entendió que la transformación de su vida sucedería cuando recibiera al Espíritu Santo. Por eso, decidió realizar el Ayuno de Daniel.
A lo largo de los 21 días del propósito, Eugenia se enfocó en buscar la presencia de Dios y, cuando encontró lo que tanto buscaba, nunca más fue la misma.
A continuación, vea su testimonio.
Participe de las reuniones de la Universal y sepa cómo hacer el Ayuno de Daniel.