Algunas familias acostumbran relacionarse y conocer cada una de las inquietudes y experiencias de sus miembros a la hora de la comida logrando una sana convivencia
La familia es un núcleo en el cual se aprende y se refuerzan las conductas que nos distinguen como seres humanos. Realizar actividades como el compartir los alimentos con nuestros seres queridos puede traer muchos beneficios tanto para los adultos como para los niños. Conoce las ventajas de comer en familia.
No hay que olvidar que la familia es una parte importante de nuestra identidad. La psicoterapeuta Betty Goldberg, vocera de Nesquick explicó que a través de los años ésta se ha convertido en la base de los valores, disciplina y educación que identifican a cada ser humano.
Debido a esto es importante tener una interacción con cada uno de los integrantes del núcleo familiar. Algunas familias acostumbran relacionarse y conocer cada una de las inquietudes y experiencias de sus miembros a la hora de la comida logrando una sana convivencia.
– Fomenta la alimentación saludable. Un estudio realizado por la Universidad de Minnesota reveló que a través de este tipo de convivencias se logra que las personas obtengan un buen hábito al comer, procurando consumir alimentos saludables y dejando a un lado la comida de bajo aporte nutricional.
– Puede prevenir el aumento de peso. Debido a que se preparan alimentos dentro del hogar, siempre es más probable que se cocine de manera saludable reduciendo la dependencia de alimentos no tan sanos y el hábito de comer fuera del hogar. Sobre todo se está al pendiente de seguir un correcto régimen para no conseguir un aumento de peso.
– Inculca buenos modales a los pequeños. Los niños imitan todo lo que ven, por ello es necesario ensañarles a comportarse correctamente en la mesa, transmitirles buenos modales y que aprendan las tradiciones de sus padres y abuelos. Por ejemplo, si tus hijos ven que los demás integrantes de la familia utilizan los cubiertos y no hablan con la boca llena, es probable que ellos imiten esa conducta.
– Se desarrolla la capacidad de comunicación. “Este tipo de convivencias comienza a contruir una correcta comunicación logrando una retroalimentación, ya que tanto los niños como los adultos aprenden a escuchar a otros y comparten sus opiniones e ideas”, explicó Fernández de la Reguera.
– Mejora los vínculos familiares. Debido al ritmo tan acelerado de vida que se lleva, desgraciadamente este puede ser uno de los pocos momentos en el que la familia se puede reunir. Por eso es importante que en esa hora se trate de consolidar los lazos de amor y confianza, y se aproveche para conversar sobre lo que han hecho y para planificar cosas juntos.
– Fomenta la armonía. La periodista y locutora Argelia Atilano opinó que hoy en día toda la gente vive a un ritmo muy acelerado, dejando poco tiempo para la convivencia familiar y por ello la comida se convierte en el acto esencial para recuperar ese tiempo perdido. “Es el momento ideal de apagar la televisión y dejar todo el trabajo y demás, enfocarse en nosotros mismos, en los hijos, matrimonio y en el hogar, logrando de esta manera un ambiente lleno de armonía”, concluyó.
– Ayuda a un buen desarrollo cognitivo. Un estudio realizado por la Escuela de Ciencias de la Educación de la Universidad de Harvard, descubrió que los chicos que comían en familia tenían un vocabulario mayor. Incluso, la revista Journal of Child Language publicó que por cada dos mil palabras nuevas que adquiere un niño en la edad preescolar, la mitad son escuchadas por primera vez en la mesa familiar y apenas 64 son por parte de la lectura.
– Se vuelven más sociables. Al tener una mayor convivencia con la familia el individuo va desenvolviéndose en otros medios y mejorando su actitud y relación con otras personas, pues al darse cuenta de que se siente a gusto con esa interacción busca sentirse igual fuera del hogar.
– Menos posibilidad de tener depresión. Un artículo publicado en el Journal of the American Dietetic Association, estableció los efectos psicológicos y sociales positivos de comer habitualmente en familia durante la adolescencia, dejando claro que esto puede prevenir las conductas depresivas. Por otro lado, la psicóloga Lenoi Fernández de la Reguera comentó que los jóvenes que comen en familia sobrellevan mejor las tensiones y el estrés logrando ser menos propensos a tener problemas de drogas o desórdenes alimenticios.
– Un espacio de diversión. La hora de la comida no tiene por qué ser un momento aburrido y lleno de seriedad, se puede convertir en un espacio de recreación el cual ayude a los niños a establecer una relación positiva con la comida y a comprender que alimentarse es importante para su crecimiento y desarrollo.
No hay que olvidar que comer con la familia no es únicamente saciar el hambre en torno a una mesa, sino es el revivir la comunicación, preocuparse por el otro, escuchar a los demás y expresar los sentimientos para que tanto nosotros como nuestros hijos aprendamos a convivir, respetar y expresar lo que sentimos.