Recientemente, fue expuesto al público, en Jerusalén (foto) un gran reservorio de agua subterránea de la época del Primer Templo, hallado cerca al Muro de los Lamentos.
Revestida con detalles de piedra tallada y relieves, la cisterna se encontró en excavaciones conjuntas de la Autoridad de Antigüedades de Jerusalén (IAA, sigla en inglés) y la Autoridad de Parques y Naturaleza (NPA). Ésta está ubicada bajo el Arco de Robinson (una de las antiguas entradas al complejo del Monte del Templo), en el Jardín Arqueológico de Jerusalén. Esta cisterna se abastecía del agua que llegaba a través un túnel que pasa por debajo de la Ciudad de David, con origen en la Fuente de Siloé (donde Jesús curó un ciego, como se describe en Juan 9). La cisterna se instituyó uno de los más grandes descubrimientos pertenecientes a la época del Primer Templo, al contar con 250 metros cúbicos.
Aun son muy visibles las marcas de las manos de los trabajadores que se ocuparon de poner el revestimiento, una característica común a los reservorios del Primer Templo, como enseña Tvika Tsuk, arqueólogo de la NPA. Él explicó que el agua del lugar se destinaba al uso diario del Templo de Salomón y a los peregrinos que lo visitaban.
Según el arqueólogo Yuval Baruch, de la IAA, la institución estudia la posibilidad de que la cisterna sea abierta al público después de que se terminen los trabajos arqueológicos y una vez que se compruebe la seguridad del lugar.