Pedro califica a su vida económica pasada como «débil». No tenía un trabajo estable y no contaba con las condiciones para sustentarse, dependía de la ayuda de sus padres. «Estudiaba en la facultad y, al no poder cubrir los gastos, tuve que buscar un trabajo, pero solo encontraba changas y eso me frustraba», relata.
En su juventud, él tenía el sueño de progresar y superar a sus padres en cuanto a lo económico. Al respecto, señala: «Deseaba sacar a mi familia adelante, lograr tener lo que ellos no pudieron, la casa propia».
Sin embargo, el tiempo pasaba y no podía alcanzar la meta. Esa situación lo afectó emocionalmente. «La tristeza me transformó en una persona débil, que no tenía esperanzas ni ganas de luchar. No veía con buenos ojos las oportunidades que se me presentaban. Por eso, llegué a descartar algunos puestos de trabajo porque creía que todos eran lo mismo, que no me permitirían progresar», recuerda.
Esa realidad trajo más problemas a su vida. Pedro asegura: «No prosperaba ni salía adelante. Entonces, al encontrarme sin la posibilidad de seguir estudiando y sin un trabajo estable, me volqué a los vicios».
Pero un día empezó a participar de las reuniones de los lunes en la Iglesia Universal y, después de hacer una alianza con Dios, él asegura que se convirtió en una persona «fuerte» en el área económica.
«Los complejos y las malas experiencias quedaron atrás. Me convertí en una persona positiva, con visión, ganas de luchar y salir adelante. En primer lugar, conseguí un empleo estable, compré un vehículo y una casa, me casé, mi esposa empezó a trabajar y hubo un crecimiento económico», detalla.
Pero eso no fue todo. «Decidimos ir por más y emprendimos nuestro negocio», señala Pedro y agrega: «Era pequeño, pero me sentía fortalecido y luché a diario seguro de que Dios podía cambiar esa situación».
«Hoy tenemos dos locales comerciales y, hace poco, adquirimos un terreno. Soy una persona fuerte emocionalmente, con ideas claras. Todo gracias a haber hecho una alianza con Dios», concluyó.
Consejos para comenzar a emprender
1- Levantate: Reaccioná, no te quedes quieto. Da el primer paso.
2- Animate: Tomá la iniciativa e iniciá tu proyecto.
3- Hacelo: Poné manos a la obra. Comenzá a invertir tiempo, esfuerzo y recursos para desarrollar tus sueños.
«Levántate, porque este asunto es tu responsabilidad, pero estaremos contigo; anímate y hazlo». Esdras 10:4
Participá este lunes a las 8, 10, 12, 16 y especialmente a las 20 h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro o en la Universal más cercana a vos, donde podrá conocer los horarios de las reuniones.
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