“¡Gracias, Adrianne… el Terror y las bombas no pueden pararnos. Nosotras terminamos la carrera!”
La frase anterior es del presidente norteamericano Barack Obama, publicada en homenaje a una de las corredoras que terminaban el Maratón de Boston, en Estados Unidos. Adrianne Haslet recorrió los 42.195 metros del maratón, así como miles de otras personas. La diferencia entre la muchacha y los otros, sin embargo, es que la atleta no tiene una de las piernas, que perdió hace 3 años, en un atentado durante la edición del 2013 del Maratón de Boston, que mató a tres personas e hirió a otras 264.
También admirado con la fuerza de la atleta, el jugador de futbol americano Tom Brady – considerado por muchos como el mejor de la historia del deporte más popular en Estados Unidos – afirmó en sus redes sociales: “Ella está en el camino ahora, corriendo el maratón por primera vez – con una pierna prostética. ¡Adrianne gracias por ser mi inspiración!”
Por qué no desistir
Adrianne no fue la única que corrió el maratón utilizando una prótesis en la pierna. Patrick Downes y su esposa, Jessica Kensky, también lo hicieron. Los dos también perdieron sus miembros en el ataque del 2013. Eso demuestra que, a pesar de todas las dificultades, siempre es posible alcanzar nuestros objetivos.
Sin embargo, no todas las personas siguen adelante en medio de las dificultades. En su blog, el obispo Júlio Freitas nos recuerda que “existen personas que, ante la mínima dificultad, desisten de la tarea que tienen en sus manos”.
Esas personas se convencen a sí mismas de que no es posible vencer las adversidades por causa de su tamaño y, se quedan en medio del camino. “Muchos, lamentablemente, han desistido de sus objetivos, porque piensan que su fe y convicción no son suficientes para alcanzarlos cuando, en realidad, el problema está en la resignación de esas personas, cuando lo que tienen y deben hacer es insistir”, afirma el obispo.
Adrianne, Patrick y Jessica podrían haber desistido del sueño de correr el maratón, cuando perdieron sus piernas, pero no lo hicieron. Y eso es lo que los hacen vencedores.
Según el obispo, existen personas que hacen de las adversidades “un estímulo para dar lo mejor de sí mismos y empeñarse aún más”. Y, a los que están pensando en desistir, él le recuerda: “Usted tiene una elección, entre rendirse delante de las adversidades y admitir rápidamente la derrota o usarlas (a las adversidades) como combustible que lo desafiará a llevar la tarea u objetivo a buen término.”
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