¡El mundo ha cambiado mucho, y no para mejor!
Vivimos tiempos difíciles, en los que el egoísmo, la promiscuidad, la violencia, la infidelidad y tantos otros males solapan la sociedad de tal manera que hasta los cristianos se han corrompido con esas nuevas propuestas.
Hoy me gustaría hablar con usted sobre DESNUDEZ, un asunto un poco polémico, pero que me ha incomodado mucho. Espero conseguir exponer algunas ideas aquí sin escribir un libro, rsrsrs.
Cuando ocurrió la caída de Adán y Eva, los efectos inmediatos del pecado en ellos fueron el miedo y la vergüenza de Dios.
Recordemos que esa primera pareja vivía desnuda de forma inocente y pura, pero, tras la desobediencia, la primera consecuencia fue la percepción de la desnudez. Entonces, cogieron hojas de higuera para cubrirse. Pero no era sólo el cuerpo que estaba desnudo. El pecado despojó al hombre de la luz y de la santidad que Dios le había dado.
Un día, al atardecer, el Señor fue a caminar por el Edén para conversar con sus criaturas, como de costumbre. Les llamó varias veces y no fue atendido, hasta que llegó el momento en que Adán no pudo más ignorar el llamado Divino. Observe su respuesta:
“Y él respondió: Te oí en el huerto, y tuve miedo porque estaba desnudo, y me escondí.” Génesis 3:10
El problema no era la Voz de Dios, ya que, el Señor ya había hablado anteriormente con la pareja muchas otras veces. El miedo vino por que se rebelaron contra el Altísimo y contra su instrucción de no comer del fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal.
Ahora, para cubrir la transgresión y la vergüenza causadas por la desobediencia, sería necesario sacrificar un animal para preparar una túnica con su piel, confeccionada por el propio Dios. Percibe que este primer sacrificio ya prefiguraba el sacrificio del Señor Jesús que nos “cubrirá de nuestros pecados” definitivamente.
La palabra “vestimenta”, en hebreo, tiene como uno de los principales significados “no vergüenza”, o sea, las ropas existen para proteger el cuerpo de la deshonra, agravio y la vergüenza.
Entonces, podemos entender, claramente, que la sed por desviar el cuerpo, hoy, es un acto de rebelión contra Dios, pues fue Él quien proveyó este recurso como protección para el ser humano.
Sin embargo, bajo el concepto diabólico de que “lo bonito es para ser mostrado”, muchas mujeres se están desnudando hasta en las redes sociales para cualquier público. Sin contar las que se dicen estar vestidas, pero sus ropas no cubren casi nada de su cuerpo.
Ciertamente, usted también debe haber reparado cuánto se popularizó entre los jóvenes y los adultos la moda de enviar fotografías de ellas desnudas, principalmente por el móvil.
Parece algo tan simple, como ir a la panadería a comprar pan, enviar fotos o videos de sí misma desnuda a medio mundo a través de WhatsApp.
Mira que la gente está transgrediendo contra Dios continuamente, hundiéndose en el lodo de este mundo y ni siquiera se avergüenza de ello.
Es completamente bíblica la cobertura decente del cuerpo. Y consiste en rebelión contra Dios el deseo de profanar ese cuerpo al exponerse a la desnudez y a las peticiones sensuales que ese tipo de comportamiento provoca.
La manera en la que una persona se viste muestra, y mucho, si ella se inclina a Dios o al diablo, a la rebeldía o al temor.
Sé que los artistas tienen mucha dificultad para entenderlo, pues se ha incorporado la idea de que desnudez es arte. Por eso llegamos al punto de ver a un niño tocar el cuerpo de un hombre desnudo y eso ser aplaudido y defendido como una gran manifestación artística.
Pero, si usted no ha sido contaminada por este espíritu que reina en el cine, televisión, música, redes sociales y otros medios manipulados por el mal, siga conservando sus principios.
No distraiga su razón con los modismos que surgen cada día, sino que evalúe lo que es bueno o no para agregar a su vida. Y, sobre todo, de qué fuente procede tal concepto.
Hablé de la desnudez sólo bajo el prisma espiritual, pero ustedes me podrían ayudar en los comentarios a hablar también sobre los perjuicios en la imagen y el valor de una mujer que no queda atenta a su conducta.
¿Quién va a colaborar?