Lauren Dunham despertó con resaca, dolor de cabeza y en diferentes partes de su cuerpo, resultado de la fiesta de la noche anterior con 4 amigos: Richie Cowley, Jamie Farrow y la pareja de Jamie y Amy Hipkins, que se despertaron en la misma situación. De los cinco, Jamie, es el más grande, de 27 años, y Richie, el más joven, de 24 años. Los otros 3 tienen la misma edad, 25 años cada uno. Y, de ahora en adelante, los amigos tendrán que lidiar con el terrible descubrimiento que hicieron aquella mañana.
Lauren y sus amigos son de la ciudad de Old Billingham, del condado de County Durham, en Inglaterra. Durante la noche de fiesta, después de haber tomado 4 litros de vodka, decidieron que sería interesante homenajear a la ciudad. Uno de los amigos tenía una máquina para hacer tatuajes y, fuera de sí a causa del alcohol, todos se tatuaron “OBC” – sigla de Old Billingham Crew (Banda de Old Billigham).
Además, se tatuaron los nombres unos de los otros. Lauren, por ejemplo, amaneció con “Richie” en su tobillo. Para completar la noche de tatuajes extraños, muchos fueron hechos como el de la imagen abajo.
“Nos preguntamos por qué diablos hicimos eso. Creo que el tatuaje en mi pierna permanecerá para siempre, porque es muy profundo”, afirmó Lauren al periódico británico The Sun.
Los peligros del alcohol
Los cinco amigos ingleses estaban desorientados después de consumir grandes cantidades de alcohol. Dejaron cicatrices en la piel y en la vida de cada uno. Pero es fácil imaginar que podría haber sido mucho peor.
Aunque no sea una droga ilícita, el alcohol sí es una droga muy perjudicial para la salud, el cuerpo y el espíritu. Quien abusa del alcohol se pone a sí mismo y a otros en riesgo. Y cada vez más, lamentablemente, los jóvenes se entregan a ese vicio.
“Será difícil pensar que el futuro del país (y del mundo) estará en buenas manos si los jóvenes se están deteriorando cada vez a temprana edad”, afirma el obispo Edir Macedo.
Al contrario de lo que muestran películas, comerciales de televisión, etc., el alcohol no trae glamour o alegría, sino una adicción difícil de combatir.
Para el obispo, las personas están destruyendo su futuro. “A no ser que la sociedad repiense lo que de hecho es válido como concepto, valor y principio, para que opiniones proselitistas y dogmáticas no dominen la mente y la inteligencia de las personas, haciéndolas creer que Dios está por detrás de todas las desgracias y males de la humanidad”, destaca.
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