Vuélvete a mí y tenme piedad, porque estoy solitario y afligido. Salmos 25:16
– 15º Día: Líbrame de la soledad y de la aflicción
– A nadie le gusta estar solo y aún menos afligido.
– La peor soledad no es la ausencia de personas sino la Ausencia de la Presencia de Dios.
Como también la peor aflicción no es la física ni la emocional, sino la espiritual, la de sentirse acusado por el error —por el pecado cometido, que no deja descansar, no tener paz de espíritu, en la conciencia.
Vuélvete a mí y tenme piedad. Salmos 25:16
Es eso lo que Dios espera escuchar y ver en todos los que quieren realmente agradarLe.
Dios no desiste de nadie, pero, cuando insistimos en nuestro errores y pecados, esa actitud desobediente, soberbia, irreverente hacia Él, hace que desvíe Su Rostro hacia otro lado. Pues Él no Quiere condenar a la persona, pero condena su error.
El Señor Jesús nos enseña acerca de esta necesidad, vea:
Refirió también esta parábola a unos que confiaban en sí mismos como justos, y despreciaban a los demás: Dos hombres subieron al templo a orar; uno era fariseo y el otro recaudador de impuestos. El fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: «Dios, Te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos. Yo ayuno dos veces por semana; doy el diezmo de todo lo que gano». Pero el recaudador de impuestos, de pie y a cierta distancia, no quería ni siquiera alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: «Dios, ten piedad de mí, pecador». Os digo que este [pecador arrepentido] descendió a su casa justificado pero aquel [religioso lleno de sí] no; porque todo el que se ensalza será humillado, pero el que se humilla será ensalzado. Lucas 18:9-14
La pregunta que debemos hacernos es: ¿nos hemos considerado que somos suficientemente justos para despreciar la Piedad de Dios, Nos consideramos mejores que los demás?
Cada uno debe contestarse esta pregunta a sí mismo.
Deje acá su comentario, seguramente ayudará a otros.
¡Nunca más a oscuras!
¡Y los que ya somos Bautizados con el Espíritu Santo, seamos Usados como nunca antes!
Obispo Júlio Freitas
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