En el Día del Trabajador, en el Templo de los Milagros, aprendimos sobre la Paciencia.
«… pero a Dios gracias, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Por tanto, mis amados hermanos, estad firmes, constantes, abundando siempre en la obra del Señor, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano.» 1 Corintios 15:57-58
La victoria no viene por medio de nuestra capacidad humana, sino por lo que Dios quiere con nosotros; tenemos que tener humildad para reconocerlo.
Tenemos que trabajar para el Señor, no para los hombres, y permanecer firmes.
«Nada hay mejor para el hombre que comer y beber y decirse que su trabajo es bueno. Esto también yo he visto que es de la mano de Dios.» Eclesiastés 2:24
Por más que uno se capacite, si Dios no pone Su Mano, lo que estamos haciendo no va a avanzar.
En donde Dios coloca Su Mano se nota una diferencia. Él logra que todo funcione, progrese, crezca y florezca.
«Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso que llenó toda la casa donde estaban sentados, y se les aparecieron lenguas como de fuego que, repartiéndose, se posaron sobre cada uno de ellos.» Hechos 2:1-3
La persona religiosa se esconde detrás de una apariencia, sin embargo, en la hora de la prueba, se revela quien realmente es.
El mayor regalo que le podemos hacer al Espíritu Santo, es traer ante Él un alma; Él siempre va a tener placer de bendecirla.
«Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.» Hebreos 10:36
Si uno no tiene paciencia, significa que tampoco tiene el Espíritu Santo; en ese caso, debemos asumirlo, reconocer nuestro estado y humillarnos delante de Dios.
La paciencia viene del Espíritu Santo y, solo con el Fruto, logramos permanecer salvos.
«Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre os dará, porque a este es a quien el Padre, Dios, ha marcado con su sello.» Juan 6:27
Trabajamos para el mal cuando alimentamos un pecado o no lo confesamos; de esta manera el mal logra robar nuestra alma.
Para garantizar nuestra Salvación es necesario tener Paciencia y trabajar todos los días.