El 22 de marzo se celebra el Día Mundial del Agua por iniciativa de Naciones Unidas. El objetivo es centrar la atención internacional sobre los problemas del agua. El lema de este año es “agua para las ciudades”. Aludiendo al reto que supone el abastecimiento de agua potable para la población y la industrialización, cada vez mayores. Así como el cambio climático y los desastres naturales.
Toda cadena productiva implica gasto de agua, ya sea a nivel industrial o agrícola. El crecimiento urbano en el mundo desarrollado es rápido. La mitad de la humanidad vive en las ciudades. Se estima que dentro de dos décadas los habitantes de estas serán más del 60%. Abastecerlos de agua potable es todo un reto. Pues requieren una gran cantidad de agua dulce por persona. Según las estadísticas tomadas en varios países, la demanda de agua se ha duplicado desde 1975. De la misma gravedad resulta el impacto del cambio climático que explica aproximadamente un 20% del aumento global de la escasez de agua.
En este día se espera que las naciones realicen actividades relacionadas con la conservación y el desarrollo de los recursos hidráulicos para concienciar a la sociedad de este bien tan valioso. “Los ciudadanos no son conscientes del coste que supone el abastecimiento de agua de calidad y desperdician este privilegio”, declara José Luis Manzano, ecologista.
Según un informe del Ministerio de Sanidad y Consumo Español, el 99,6 % de las muestras de agua son aptas para el consumo y sólo un 0,03% presenta riesgos para la salud. Esto es un privilegio, pues el agua potable es escasa en buena parte del mundo. Más de mil millones de personas no tienen acceso a ella. Está contaminada con bacterias peligrosas, metales tóxicos y productos químicos. Su consumo les acarrea enfermedades y brotes epidémicos. Viven sin un sistema adecuado de saneamiento.
Según la ONU, cada 20 segundos un niño muere debido a enfermedades ligadas a la mala calidad o la carencia de agua. La solución es facilitar un acceso general al agua potable y a los servicios de saneamiento. Para ello es preciso promover acuerdos de gestión globales. Es ahora el momento de adoptarlos, sin esperar a que se produzcan crisis por falta de agua.
La FAO, estiman que cada vez más países tendrán problemas de escasez antes del 2030 fruto del cambio climático y el mal uso de este bien. Pues aunque la conciencia medioambiental es cada vez mayor, el agua sigue siendo una asignatura pendiente. Es un bien limitado y escaso que hay que valorar y proteger con un buen uso de ella.