Hay 3 cosas que necesita saber sobre el diamante:
1. Está hecho de carbón, de una frágil, común e impura “piedra”. El carbón se convierte en una piedra preciosa después de un duro proceso en el que es sometida bajo mucha presión.
Así son las jóvenes “diamantes” de hoy: Comenzaron inseguras, impuras, rebeldes, sin relevancia en la familia y en la sociedad. Pero como tuvieron el objetivo de ser mejores para Dios, entonces aguantaron “presiones” altísimas. Oyeron palabras que las hirieron, pero se mantuvieron puras. Rechazaron malos ejemplos y decidieron mantenerse fieles, sintieron el dolor pero continuaron firmes.
2. El diamante en bruto, es mate, no tiene brillo, pero su valor es elevado. Muchos lo despreciarían si lo vieran tirado en la calle.
En medio de piedras comunes pasaría desapercibido, pero Dios conoce su valor. Y aquellos que buscan, identifican y valoran diamantes, también lo reconocen.
Por eso, no debe estar ansiosa por “mostrar a la fuerza” quien es, llamando la atención con su cuerpo, sus conocimientos o sus cualidades.
3. El diamante se perfecciona con la ayuda de otro diamante. Así que debe elegir bien a sus amistades. Si sus amigos no tienen la misma meta espiritual, entonces no le aportarán nada a su vida. Y peor aún si están en contra de su fe.
El proceso de corte es agresivo y se pierde mucho volumen del diamante. Durante el proceso, caen muchas astillas de piedras que no son necesarias para que este brille. Así es cuando nos “afilamos” con otras personas de Dios: muchas veces no nos gusta lo que oímos, creemos que ser corregidos es un insulto. Sin embargo, si tenemos la correcta visión espiritual, veremos que lo que “perdemos” en nuestro yo, eran sólo astillas que no nos hacían falta en nuestro carácter.