Muchos quieren destacarse en el mercado de bienes y servicios, pero no están dispuestos a surcar el camino del sacrificio. Otros están dispuestos a hacerlo pero no saben por dónde comenzar. La diferenciación es la capacidad de hacer algo distinto del resto, aquellos empresarios y comerciantes que buscan la dirección de Dios tienen la visión de marcar una diferencia en su rubro. El hecho de tener un pacto con el Dios Creador hace que nada sea imposible de alcanzar.
Para diferenciarse es indispensable saber cuáles son los atributos del producto o servicio que se ofrece e identificar aspectos en los que se puede mejorar ante el exceso de la oferta existente en el mercado. Contamos con una serie de pasos a seguir que permiten analizar la situación de la empresa y elaborar estrategias con el objetivo de lograr captar una mayor cantidad de clientes: identificación de necesidades del cliente, satisfacción de esas necesidades y comunicación efectiva.
El producto o servicio ofrecido debe establecer diferencias significativas que llamen la atención del cliente, que le brinden alguna ventaja particular que los competidores no le ofrezcan. Pero un detalle no menos importante es definir el sector al que se va a ofrecer para elaborar un mensaje destacando que el producto es realmente diferente de otros, que es especial para ese cliente. En este paso se renuncia a una alta participación del mercado con miras a concentrarse en el segmento específico que interesa mantener como clientela fiel.
Así, innovación en la producción, aplicación de estrategias de marketing y ajustes en la distribución pueden diferenciarnos y posicionarnos en un lugar mejor dentro del mercado. Ofrecer algo especial con ideas que llamen la atención del cliente es la clave.
Ellos aprovecharon su oportunidad para marcar la diferencia
Norma: “No tenía nada, trabajaba de empleada doméstica pero llevaba una vida muy mala, no tenía ni para viajar, era deprimente. Las enfermedades de mi hijo nos desestabilizaron, aunque mi esposo trabajaba. Empezaron las peleas y se desintegró la familia. Como me sentía sola y angustiada comencé a fumar y tomar.
Participé de la reunión, luché, sacrifiqué y hoy mi vida está bendecida. Me recibí de peluquera, me perfeccioné para enseñar y abrí mi primer local, pero voy por la cadena de peluquerías”.
Gladis: “Cuando llegué a la iglesia mi vida estaba terriblemente destruida, en la miseria, si comíamos al mediodía a la noche no podíamos cenar porque el dinero no alcanzaba.
Haciendo los propósitos de los días lunes y siendo diezmista vi un cambio en mi vida. Cambió mi visión y primero cambiamos los muebles, después pasé de alquilar a tener mi casa propia. Vivo en una casaquinta con 80 metros de fondo, mi esposo tiene una 4×4, tengo una vida estable y no nos falta nada”.
Matías: “Perseverando con fe en el Congreso Espiritual conseguí un empleo en el área de recursos humanos. El año pasado, precisamente en agosto, me había recibido y desde ese momento, en determinadas oportunidades, buscaba trabajo pero no conseguía ninguno.
Realizando la cadena de los días lunes pude conseguir empleo en esta área y estoy progresando día a día en la empresa. Mi idea es seguir creciendo, aprendiendo y progresar. Puedo decir que voy por mucho más”.
Congreso para el progreso, todos los lunes a las 8, 10, 16 y especialmente a las 20 h en Av. Corrientes 4070, Almagro
[related_posts limit=”15″]