Cuando Moisés murió, Josué se quedó pensando en su muerte. En ese momento, Dios le dijo que se levantara y que pasara el Jordán junto al pueblo. Él quiso hacerle saber que no servía de nada que siguiera llorando la muerte de Moisés.
“Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.”, (Josué 1:6). Eso quiere decir que debía poner toda su fuerza y le dijo que fuera valiente, para que no tuviera miedo.
En la actualidad, el gran problema de las personas es que viven con temor, con dudas. La cuestión no es sentir debilidad, sino entregarse a esta. Si sigue leyendo, Dios le repite a Josué, tres veces la misma frase, para que confiara en que Él, estaría allí para ayudarlo a vencer.
El diablo trabaja poniendo complejos y pensamientos de derrota en la cabeza de las personas. Él hace que la persona sienta autocompación por lo que le está pasando. La victoria y la derrota comienzan en sus cabezas.
Todos estamos sujetos a tener malos pensamientos, hasta Jesús pasó por eso, pero la diferencia está en no entregarse a la debilidad.
Hay muchos que viven pensando en el pasado. Eso los hace débiles. Así viven en la duda y dependen constantemente de los consejos de otros. A este tipo de personas, le falta decisión, son como imanes que atraen el mal.
Muchos escuchan las críticas y olvidan la grandeza de Dios. Deje de compararse, los débiles se entregan. Pero tenga en cuenta que Dios dijo en Su palabra, diga el débil, fuerte soy, (Joel 3:10).
No importa si no tiene cultura o educación, el Señor usa a cualquier persona. Él elige a los que el mundo rechaza: “Sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios; y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte.”, (1º Corintios 1:27).
Deje de depender de los pastores, de los Obispos, dependa del Señor y deje atrás el pasado. Cuando los pensamientos lleguen, alabe a Dios y verá que desaparecerán. Para cambiar la historia de nuestra vida recuerde, que lo primero que tiene que cambiar es su cabeza, antes de creer en Dios, crea en usted mismo.