Alejandro: “Antes de llegar a la Iglesia tenía problemas de salud, económicos y familiares. Me había involucrado con una mujer y me separé siete años de mi familia. Había sido despedido del trabajo y tenía las arterias coronarias tapadas. El médico me dijo que tenía cinco años de vida por más que me operara. Cuando estábamos separados, mi mujer conoció la Iglesia y comenzó a luchar por mí”.
Cuando Pabla vio que su familia se destruía, buscó ayuda y comenzó a luchar, Dios le respondió devolviéndole nuevamente su matrimonio: “Me acerqué a Dios, Le pedí perdón y me entregué a Él. De a poquito fue trabajando en mi interior, poniéndome bien a mí para que pudiera luchar por mi familia; porque cuando uno está mal no puede ayudar a nadie. Empecé a tener fuerzas para poder recuperar todo lo que había perdido, durante los siete años que estuvimos separados busqué soluciones por todos lados y no la encontre. Cuando llegué a la Universal recuperé la esperanza y la fe. Fui aprendiendo a usar la fe y le dije a Dios que quería un marido que fuera comprensivo, amigo y bueno. Cuando uno está bien en su interior, puede disfrutar las bendiciones porque sino es imposible”.
“A los dos meses llego a la Universal y comienza la restauración de mi familia, conseguí un trabajo y las deudas fueron saldadas. Volví a mi casa, Dios había transformado mi forma de ser, me di cuenta de que tenía una familia que había luchado por mí. Hoy estamos bien, trabajo en una empresa hotelera importante, soy el segundo jefe de seguridad. Es increíble lo que hizo Dios con nosotros. Cuando fui a hacerme un control, me dijeron que tenía el corazón de un chico de 18 años, para los médicos eso era imposible”, cuenta Alejandro.
“De querer matar a mi esposo, pasé a casarme con él. Hace 18 años que estamos en la Iglesia”, Pabla finaliza feliz.
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