El libro bíblico de Lucas trae, al menos dos veces, importantes menciones sobre el desierto. En la primera de ellas, el discípulo cuenta que “Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al desierto” (Lucas 4:1).
Poco después, contando la historia de un muchacho que sufría la influencia de espíritus malignos, Lucas cuenta que “… le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.” (Lucas 8:29).
De acuerdo con la Biblia tanto el Espíritu de Dios como el diablo llevan a las personas al desierto. Por eso, es importante saber a quién usted se apegará para vencer sus dificultades.
En su blog personal, la escritora Cristiane Cardoso explica: “El desierto es un lugar difícil de soportar, peligroso y traicionero, frío a la noche, caluroso de día. Así también son algunos momentos en nuestras vidas, cuando miramos hacia todos lados y solo vemos arena y un vacío enorme, entre nuestros sueños y nuestra realidad.”
El desierto en la vida de una persona es aquel período en el que ella se ve sola delante de las mayores dificultades. En ese momento, ella puede darle oídos a los malos pensamientos, que le pondrán dudas en la cabeza, o a Dios, que la ayudará a vencer los obstáculos.
Cafecito con el diablo
“Estar en el desierto es estar en un mal día. Y, ¿cómo resistirlo? Usted debe estar blindado/a con su escudo: la Palabra de Dios. El Señor Jesús estaba lleno del Espíritu Santo. ¿Y a dónde fue llevado? Al desierto. Y usted está ahí pensando que debe estar en el desierto porque no tiene el Espíritu Santo o porque Dios lo abandonó. Mire, ¿sabe lo que usted está haciendo? Tomando ese cafecito con el diablo”, explica Cristiane.
Mientras que Dios aprovecha esos momentos difíciles para ayudarlo a aprender y a crecer espiritualmente, el diablo le garantiza a usted que jamás saldrá de esa dificultad. Lleva desánimo, miedo, inseguridad.
Sin embargo, Cristiane afirma que hay personas que saben que están siendo llevadas al desierto como un lugar necesario que tienen que atravesar. “Ellas no tienen miedo, no se desaniman, levantan la cabeza y van, incluso sabiendo que tendrán que pasar por privaciones emocionales. Ellas, entonces, deciden sacrificar sus emociones y prefieren mirar hacia adelante, cuando el desierto pase y tengan qué contar al respecto.”
Por lo tanto, delante de las próximas dificultades, ore. “El hecho de que usted esté en un desierto debe ser motivo de alegría. Nada es eterno. Cuando ese desierto termine, usted se verá mucho más fuerte, madura/o y capaz. Su comunión con Dios será más estrecha y usted Lo conocerá como nunca antes. Y así como Jesús, cuando usted resista hasta el fin, los ángeles vendrán y le servirán. Pero, para eso, permanezca. Use su armadura de la fe”, concluye Cristiane.
¿Quiere aprender a utilizar su armadura de la fe? Participe de la Reunión del Encuentro con Dios, que se realiza todos los domingos a las 7 y 9:30 h, en la Universal de Almagro, Av. Corrientes 4070 o en la iglesia más cercana a su hogar, y sepa cómo.