Es posible probar que el Señor Jesús resucitó. Él dijo: “Mi paz os doy”. Cuando la persona tiene el Espíritu de Jesús, tiene paz consigo misma, con Dios, ¡ella tiene paz!
Eso no exime a las personas de pasar por problemas, pero, aún en medio de los reveses de la vida, ella tiene paz porque el espíritu de paz está sobre ella. No sucede lo mismo con quien tiene la vida dominada por otros espíritus. Basta ver cómo está su vida.
La presencia del Espíritu Santo en la vida de las personas es visible en su semblante. Hay un brillo diferente en su mirada. Y esta es la prueba de que el Señor Jesús resucitó, porque Él vive en las personas que son poseídas por Su Espíritu.
Las personas poseídas por otros espíritus cargan los problemas sobre sus cabezas, son oprimidas, viven a base de tranquilizantes, antidepresivos, drogas, y no hay paz dentro de sus casas. Quien tiene el Espíritu Santo de Dios también tiene problemas. La diferencia es que estos problemas no están sobre nuestra cabeza, pero sí debajo de nuestros pies, bajo control.
Dios no habita en templos construidos por las manos de los hombres. Él habita en los templos que Él mismo construyó, en la persona del Espíritu Santo, y que somos nosotros mismos.
La Iglesia Universal construye catedrales maravillosas, con todo el confort, pero nosotros sabemos que cuando la última persona deja el templo, ella queda vacía. Cuando la persona entra en la iglesia del Señor Jesús, el Espíritu Santo entra tomado de sus brazos y sólo así el lugar pasa a quedar lleno de la presencia de Dios.
Participe del Domingo de la Resurrección que será el 16 de abril a las 9:30h, en Av. Corrientes 4070 – Almagro y en todos las Universal.
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