“Y Saúl dijo: He pecado, pero te ruego que me honres ahora…” 1 Samuel 15:30
“Entonces David dijo a Natán: He pecado contra el SEÑOR.” 2 Samuel 12:13
DOS ACTITUDES ANTE EL PECADO
Cuando Saúl pecó y fue confrontado por el profeta Samuel, admitió su error, pero puso un punto y coma después de su confesión, pidiéndole a Samuel que, aun así, lo honrara ante el pueblo.
Cuando David pecó y fue confrontado por el profeta Natán, admitió su error y puso un punto final después de su confesión. No se justificó. No culpó a nadie. No pidió nada, a no ser perdón.
David fue perdonado (aunque haya sufrido las consecuencias de su pecado) y fue salvo, pero Saúl agonizó durante años en su orgullo, hasta ahogarse en él por medio del suicidio.
TODOS ERRAN
Pero no todos tienen arrepentimiento ante el pecado.
Endurecen su corazón e intentan justificarse, echarles la culpa a los demás, encubrir un pecado con otro mayor…
Quien se arrepiente no se justifica; mira solamente a su propia culpa; confiesa abiertamente su pecado y no se esconde más.
El arrepentimiento es uno de los sacrificios más difíciles, porque es nuestro ego el que es sacrificado.
Pero sin arrepentimiento no hay perdón, ni misericordia, ni cambio de vida.
Quien quiera cambiar de vida, que empiece con el arrepentimiento.
* Esta semana: leer el Salmo 51 todos los días en espíritu de oración.
* Hacer un autoexamen e identificar los errores de los que necesita arrepentirse y abandonar.
* Domingo 10: presentaremos nuestros sacrificios de justicia en el Altar (Salmos 51:19)