El último jueves 23, las autoridades norteamericanas confirmaron el primer caso de Ébola en New York, la mayor ciudad de Estados Unidos. Se trata del médico Craig Spencer, de 33 años (en la foto de al lado, con su prometida), que trabajó en Guinea con la organización humanitaria Médicos sin Fronteras (MSF) y dejó el país el día 14. Llegó a New York después de una escala en Europa, viajó en subte, anduvo en taxi y visitó un bar desde que volvió a la ciudad, pero las autoridades locales aseguraron que “no hay motivo de alarma”, porque New York se está preparando hace meses para esta situación.
Dos amigos del médico y su prometida están en cuarentena. Spencer es el noveno caso de Ébola en Estados Unidos. El virus ya mató a casi 5 mil personas, principalmente en Liberia, Sierra Leona y Guinea.
* Lea también: Ébola: la epidemia puede ser mayor de lo que muestran los números oficiales
Sierra Leona
El pastor Walker Mugesani Kanzika cuida hace 2 años los trabajos de evangelización en Sierra Leona, uno de los países actualmente más afectados por el brote de Ébola en el continente africano – ya son más de 2,4 mil muertos y más de 700 mil familias en cuarentena en el país, según le relata a Universal.org. Aun así, el pastor Walker y su familia no piensan en volver a Brasil por miedo a la enfermedad mortal. Él tiene noción de que su papel en esta lucha tan seria es muy importante.
En una entrevista a Folha Universal a principios de septiembre, cuando el ébola ya causaba serios daños a Sierra Leona, el pastor Walker dijo que el aislamiento es una orden en el país, con la mayoría de la población evitando, siempre que es posible, el contacto con otras personas. Aun así, los fieles concurren a las reuniones y a otros eventos de Universal.
El contacto directo con los enfermos está prohibido por las autoridades del lugar para prevenir el contagio, pero eso no impide el trabajo humanitario de la Iglesia. “Por el hecho de que no nos permiten llegar a las personas infectadas, usamos nuestros medios de comunicación y nuestras reuniones para pasarles la fe al pueblo y a los familiares de los enfermos y les enseñamos a todos a prevenirse y a cuidar la higiene. En la propia Universal implementamos un mecanismo que ayuda a las personas a lavarse las manos con agua y cloro”, le dijo el pastor al periódico en la ocasión.
Las condiciones peligrosas de la época continúan, según el pastor le cuenta a Universal.org: “No podemos tener ningún contacto con las personas portadoras del virus. Esta enfermedad mata a las personas en solo 21 días. Por esa razón el Gobierno aisló a los contaminados.”
Lucha constante
La batalla de la Universal no cesó. “El trabajo de la Iglesia no cambió, continúa con la misma intensidad. Los horarios de las reuniones siguen siendo los mismos. Con la propagación del virus, la búsqueda de ayuda espiritual aumentó y está siendo tan intensa en este mes de octubre que será inaugurada una Universal más aquí. Hasta el momento no llegó ninguna persona con el virus (a la iglesia), incluso porque una vez descubierto el contagio, la persona y la familia inmediatamente son aisladas”, dice el pastor Walker.
Según él, no hay mejoras hasta el momento: “La situación es mucho peor. Solo la semana pasada, 425 personas fueron infectadas en este país, en el cual 2.408 personas ya murieron y en cuarentena son más de 700 mil familias. La enfermedad llegó incluso al único lugar de Sierra Leona que todavía no había sido afectado, la provincia de Koinadugu, al norte. Por eso el Gobierno ha actuado rigurosamente para intentar contener al virus, ya que un simple contacto, por un intercambio de cubiertos, por el uso de la misma toalla e incluso en un apretón de manos, puede transmitirse la enfermedad.”
Al ser preguntado si teme por su vida y por la de sus seres queridos, el pastor es categórico: “No pienso en volver a Brasil. Tampoco tengo miedo. Cuando vinimos a este país éramos conscientes de los riesgos, y eso solo aumentó el deseo de ayudar a las personas.”
Enviado al “frente”
Rafael da Silva, otro pastor de la Universal, partió desde Brasil para ayudar a los sierraleoneses cuando la epidemia ya había comenzado. Él también cuenta que no es posible estar personalmente con los enfermos. “La vigilancia y el control son muy fuertes, pero recibimos mensajes de familiares que piden oraciones y la búsqueda de abrigo espiritual aumentó.”
El pastor Rafael demuestra sintonía con su compañero Walker en lo que se refiere a la disposición para la lucha espiritual de la Universal: “De ninguna manera mi esposa y yo pensamos en regresar a Brasil. Cuando vinimos a este país sabíamos los riesgos, pero estamos más interesados en ayudar a esas personas.”
[related_posts limit=”8″]