“Entonces el Señor dijo a Moisés: Levántate de mañana, y ponte delante de Faraón, y dile: El Señor, el Dios de los hebreos, dice así: Deja ir a mi pueblo, para que me sirva. Porque yo enviaré esta vez todas mis plagas a tu corazón, sobre tus siervos y sobre tu pueblo, para que entiendas que no hay otro como yo en toda la tierra. Porque ahora yo extenderé mi mano para herirte a ti y a tu pueblo de plaga, y serás quitado de la tierra. Y a la verdad yo te he puesto para mostrar en ti mi poder, y para que mi nombre sea anunciado en toda la tierra.
¿Todavía te ensoberbeces contra mi pueblo, para no dejarlos ir? He aquí que mañana a estas horas yo haré llover granizo muy pesado, cual nunca hubo en Egipto, desde el día que se fundó hasta ahora. Envía, pues, a recoger tu ganado, y todo lo que tienes en el campo; porque todo hombre o animal que se halle en el campo, y no sea recogido a casa, el granizo caerá sobre él, y morirá.
De los siervos de Faraón, el que tuvo temor de la palabra del Señor hizo huir sus criados y su ganado a casa; mas el que no puso en su corazón la palabra del Señor, dejó sus criados y sus ganados en el campo.
Y el Señor dijo a Moisés: Extiende tu mano hacia el cielo, para que venga granizo en toda la tierra de Egipto sobre los hombres, y sobre las bestias, y sobre toda la hierba del campo en el país de Egipto. Y Moisés extendió su vara hacia el cielo, y el Señor hizo tronar y granizar, y el fuego se descargó sobre la tierra; y Dios hizo llover granizo sobre la tierra de Egipto.
Hubo, pues, granizo, y fuego mezclado con el granizo, tan grande, cual nunca hubo en toda la tierra de Egipto desde que fue habitada. Y aquel granizo hirió en toda la tierra de Egipto todo lo que estaba en el campo, así hombres como bestias; asimismo destrozó el granizo toda la hierba del campo, y desgajó todos los árboles del país.
Solamente en la tierra de Gosén, donde estaban los hijos de Israel, no hubo granizo.”, (Éxodo 9:13-26).
Como sucedió anteriormente, esta plaga también tuvo relación con una de las divinidades adoradas por los antiguos egipcios. La caída de granizo representó un golpe directo a la diosa Nut, considerada diosa del cielo. Dios hizo caer piedras y fuego, mostrando Su autoridad y poder sobre todas las cosas. Una vez más, Su pueblo no sufrió las consecuencias de esta plaga.
Fuente: Folha Universal
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