Antes de ir al Jardín del Getsemaní, el Señor Jesús compartió tres Parábolas sobre el Reino de los Cielos que hablan de oportunidad, prueba, aprobación y reprobación, mostrando que todo depende de las prioridades y decisiones de cada uno.
El siervo infiel – Mateo 24:45-51
- Le fueron confiados la casa, los consiervos y todos los bienes; fue probado en su fidelidad y reprobado por su soberbia, egoísmo y negligencia.
- Prefirió abusar de su posición en lugar de servir con fidelidad, amor, temor y gratitud.
Las cinco vírgenes insensatas – Mateo 25:1-13
- Fueron probadas en su preparación y reprobadas por su descuido de lo principal.
- No llevaron aceite suficiente y quedaron fuera de las Bodas.
La Parábola de los Talentos – Mateo 25:14-30
- Fueron probados en su administración y, de los tres siervos, uno fue reprobado por su malicia, negligencia, pereza y miedo.
- El que escondió el Talento de su Señor perdió la oportunidad de agradarlo y de entrar en Su Gozo.
Pensá conmigo:
Si pudiéramos aconsejar al mayordomo infiel, a las cinco vírgenes insensatas y al siervo malo, les diríamos:
“¡En el Jardín de Getsemaní hay cómo ser aprobado, hay aceite! ¡Corran allá para aprender a negarse a su voluntad y ser aprobados!”.
Preguntales a tu espíritu (mente), alma (corazón) y cuerpo (vida): “¿Ya renunciaste a tu voluntad para recibir al Espíritu Santo?”.
- La fidelidad que le faltó al mayordomo, la prudencia que les faltó a las cinco vírgenes y la entrega que le faltó al siervo negligente las encontrarían en la Presencia del Espíritu Santo.
El Ayuno de la entrega de mi voluntad y de la desintoxicación audiovisual – Hoy empezó el Ayuno de Daniel:
- 21 días para entregar nuestra voluntad por la Voluntad de Dios.
- Del 10 al 31 de diciembre.
- Tiempo de desintoxicación espiritual y de búsqueda intensa para ser llenos del Espíritu Santo.
No fue por casualidad que el Señor Jesús nos dejó por último estas tres Parábolas, que nos enseñan que la aprobación depende de nuestras prioridades y decisiones. El Getsemaní es el lugar de entrega, donde decimos: “Dios mío, que no sea mi voluntad, sino la Tuya”.
¡Nos vemos en breve, en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas
