No es de hoy que el amor es visto como un sentimiento sublime, que envuelve a las personas y las deja en un estado de gracia. Las películas retratan ese tipo de “amor” arrebatador. Las canciones también. Entonces ni hablar de las novelas y de la literatura. Las personas siguen una búsqueda desenfrenada por sentir ese amor, que llega de repente, sin pedir permiso, toma al ser, hace que la vida sea más liviana, que los pájaros canten y solo se frustran.
Olvide lo que ya ha escuchado hablar sobre el sentimiento de amor porque él no tiene nada que ver con el sentimiento.
De acuerdo a la Palabra de Dios, el amor es un mandamiento, ¿quiere pruebas? Entonces allá vamos:
La Biblia, de principio a fin, está llena de evidencias.
Si el amor fuera un sentimiento, es decir, si su manifestación estuviera condicionada a sentir, sería inviable ponerlo como los dos mandamientos más grandes:
“Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.” (Lucas 10:27)
Y lo más interesante es que el Señor Jesús dejó en claro que, quien hiciere esto (cumpliera los dos mandamientos) tendría vida:
“Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás.” (Lucas 10:28). Si el Señor Jesús se refiriera al amor como un sentimiento, la respuesta correcta sería: “siente esto y vivirás”. Pero el verbo elegido fue “hacer” que es una acción. Yo puedo hacer algo sintiendo ganas o no.
Esto queda aún más en evidencia cuando el Señor Jesús preguntó qué recompensa tendríamos en amar solo a los que nos aman, y enseña: “Pero Yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen…” (Mateo 5:44). Esta sería la característica de los hijos de Dios. Ahora piense: si el amor fuese un sentimiento, con toda seguridad, amar a quien nos hace mal es algo que no sentiríamos.
El amor en la práctica
En el libro de Romanos hay un conjunto de versículos (Romanos 12:9-21) que se refieren a las maneras de cómo poner el amor en práctica. Cuando aborrecemos el mal y nos apegamos al bien. Cuando no tardamos en celar por las cosas espirituales. Cuando somos pacientes en medio a las luchas o cuando hacemos el bien a los que solo quieren nuestro mal. Estas son actitudes que nos hacen vivir el amor en nuestro día a día.
El amor es sinónimo de sacrificio. Muchas veces, los que aman se desagradarán a sí mismos con el fin de agradar a Dios. Tendrán que respirar hondo y contar hasta 10 (quizás hasta más) para no hablar en el momento de enojo y terminar causando heridas profundas en el corazón de alguien, incluso si la persona haya provocado la situación y merece escuchar algunas “verdades”.
Pero muchos pueden preguntarse: Pero, ¿cómo puedo hacerlo si yo no logro tener esas actitudes de amor?
Usted debe ir hasta la Fuente del Amor que es Dios. Muchos quieren, incansablemente, encontrar el amor de su vida, y están los que lo encuentran, pero, por no hacer los sacrificios que la relación requiere, terminan perdiendo. Sin embargo, si usted busca al Autor del Amor de todo corazón, Él se dejará encontrar (Jeremías 29:13) y usted tendrá esa Fuente inagotable en su interior:
“El que cree en Mí, como dice la Escritura, de su interior correrán Ríos de Agua Viva.” (Juan 7:38)
La mayoría de las veces amar seguirá siendo un sacrificio, pero usted estará apto y sabrá actuar de la manera correcta.
No se deje llevar por ese amor ilusorio que esparcen por ahí. Además, se dicen muchas mentiras sobre lo que es el amor y por lo tanto usted debe estar atento para no ser engañado. Por eso, hasta fin de año, Renato y Cristiane Cardoso revelarán las 21 Verdades sobre el Amor, en la Terapia del Amor, todos los jueves a las 16 y 20h, en la Universal de Almagro, Av. Corrientes 4070.
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