Algunas mujeres no saben lo que es gustarse a sí mismas. No por falta de experiencia o madurez, sino porque pierden el tiempo sintiéndose inferiores ante las demás o intentando llegar a un nivel de perfección inalcanzable. Ven a las súpermodelos de las revistas y desean alcanzar su nivel de belleza o su cuerpo perfecto, que muchas veces es obra de programas de computadora como el Photoshop.
Lo peor es que cuando se miran al espejo no se sienten felices por lo que ven, y tampoco se perdonan tener un poco de celulitis. Muchas no se dan cuenta, pero no tienen ni una pizca de amor propio, y eso es triste.
Nadie dice que arreglarse y tener un cuerpo saludable y bonito no sea importante, porque sí lo es. Una mujer debe entender cuál es el maquillaje ideal para su piel, conocer qué estilo de ropa le sienta bien y realza sus virtudes físicas, cambiar sus hábitos alimenticios y hacer ejercicio físico para mantener un cuerpo saludable. De esa forma, logrará construir su imagen y el mensaje que desea pasarse a sí misma y a los demás.
Lo negativo y poco saludable (tanto para el cuerpo como para la mente) es ser esclava de un patrón de belleza que solo hace enriquecer a la industria, que muchas veces es la primera en tirar su autoestima al piso. ¿Cuál es la utilidad de cubrirse la cara de cosméticos si una no se ama? Estar bajo la dictadura de la belleza ficticia en la era de la información no sirve de nada.
¿Quién dijo que no es posible ser bella de la forma en la que usted es? ¿Hacer dieta le hace bien a su salud? Perfecto, hágala por usted, no para entrar en un pantalón tres talles más chico. ¿Arreglarse a la mañana ayuda a reflejar lo mejor de usted misma? Hágalo en nombre del amor propio. Eso es valorar su propia belleza. Todas somos únicas y debemos aprender a amarnos como somos.
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