La fe sin emoción es el único instrumento para rescatar el alma. Es por eso que el infierno ha invertido para desviar su atención a través del amor-pasión. Ese tipo de amor libre, atrae a los que se dejan llevar por las emociones, porque supuestamente, en nombre del amor, todo es válido.
El amor que hace mal opera mucho más en las pasiones surgidas de la nada entre hombres y mujeres. El mal sustenta esos sentimientos con el objetivo de llevar a las personas a un matrimonio infernal y a producir por medio de ellas criaturas rebeldes. Las mismas se vuelven generadoras de otros problemas que dan como resultado el caos social.
Con el amor al dinero, no es distinto, porque de este provienen todas las injusticias sociales, la preocupación del poderoso es poseer cada día más.
El amor al dinero puede hacer que usted olvide el futuro de su alma. Los insensatos se han rendido a este y han despreciado la fe. El dinero, es un siervo fiel, pero si es su señor será extremadamente cruel.
Lo peor es que la fuerza del amor-pasión ha desviado la tenue fe de la mayoría de los cristianos. Pero la fe sobrenatural, no acepta compartir, porque no se puede servir a dos señores: “Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.”, (Mateo 6:24).
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