Cuando Moisés tuvo un encuentro con Dios, él ya era un hombre formado y estaba distante de la tierra de Egipto, lejos del pueblo hebreo que era esclavo en aquel lugar.
En medio del clima seco del desierto de Horeb, Moisés tenía una vida simple, común, cuidando el rebaño de su suegro, Jetro.
En ese momento, él aún no sabía de los grandiosos planes que Dios tenía para su vida.
Cierto día, Moisés vio un arbusto en llamas, sin embargo el fuego no destruía aquella zarza. Eso le causó intriga. Entonces, pensó que aquello era algo increíble y se preguntó sobre qué podría ser.
Dios viendo que Moisés observaba el fenómeno, lo llamó entre el arbusto, diciendo: “… No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob…”
En aquel momento, Moisés temió tanto la presencia del Creador que se cubrió el rostro. Y fue allí, en aquel momento, que su vida se transformó completamente y su historia tomó un rumbo totalmente diferente al que él, tal vez, planeaba para sí. Su visión cambió por aquella experiencia con el Altísimo.
*Lea también: “Quita el calzado de tus pies”
Posteriormente, Moisés fue usado por Dios para liberar al pueblo hebreo de la esclavitud y le enseñó a Israel las leyes del Altísimo, recibidas en el Monte Sinaí. Así conoció aquel pueblo las maravillas de Dios.
Hoguera Santa del Monte Sinaí
El mismo Dios que transformó la vida de Moisés y del pueblo hebreo ha bendecido la vida de aquellos que se entregan por completo en Su altar en los días de hoy.
Es por eso que la Universal está viviendo la fe de la Hoguera Santa del Monte Sinaí. Y quien sube a este altar, conoce las maravillas del Altísimo.
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