La mañana del último domingo, 21 de octubre, quedará en la memoria de miles de personas en México, país de América del Norte. La réplica del Arca de la Alianza llegó al Estadio de la Ciudad de México, donde 34.420 personas estuvieron presentes, durante una ceremonia especial ministrada por el obispo Edir Macedo y por el obispo Djalma Bezzerra.
En los tiempos de Moisés, el Arca de la Alianza simbolizaba la presencia de Dios entre Su pueblo (Éxodo 25:22). En los días de hoy, de la misma manera, el Arca de la Alianza no es Dios, sino que representa Su presencia entre los que Lo buscan.
Dentro del Arca había tres elementos sagrados: las Tablas de la Ley –que representaban la Palabra de Dios dirigida a Su pueblo-, un recipiente con maná –que simbolizaba al Señor Jesús, el Pan que descendió del Cielo-, y la vara de Aarón –una referencia a la Justicia Divina. Durante mucho tiempo, ese artefacto sagrado se guardó en el Tabernáculo– una especie de tienda móvil, y, posteriormente, en el Templo construido por Salomón (1 Reyes 6:1).
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Todos esperaban la entrada triunfal con muchas expectativas, motivados por la certeza de que algo grandioso ocurriría en sus vidas. Tan pronto como el Arca ingresó a las instalaciones del estadio, miles de personas fueron curadas, como, por ejemplo, la señora María, que hacía 4 años no podía caminar. Después del momento de fe, comenzó a caminar perfectamente.
La fe que trae resultados
Durante el evento especial, el obispo Macedo explicó sobre la naturaleza Divina y la importancia de las promesas en las Escrituras.
“Usted no puede ver su espíritu en el espejo. De la misma manera es con Dios, que es Espíritu. Él se revela a nosotros a través de Su sabiduría, que está en la Biblia”, aclaró.
Sin embargo, para que la persona pueda alcanzar los beneficios que se conquistan por medio de Su Palabra, es necesario manifestar una fe definida.
“Usted no tiene que sentir la fe. O tiene fe para avanzar o no la tiene. La fe de Dios nos da la valentía de obedecerlo y así cosechar los resultados. Esa es la fe inteligente y racional”, añadió.
¿Y cómo tener la certeza de que Dios está presente para cumplir Su promesa? “Está escrito: ‘Porque donde están dos o tres reunidos en Mi nombre, allí estoy Yo en medio de ellos.’ (Mateo 18:20). Para mí, eso es suficiente. Por eso, estoy seguro de que Él está aquí”, enfatizó.
Para finalizar la enseñanza, el obispo Macedo les dijo a los presentes que quería hacerles una propuesta: “Lo que quiero es que usted tenga la oportunidad de comenzar todo de nuevo. Entréguele su vida a Jesús para que Él la pueda transformar”.