Quien participó de la reunión del domingo 9 pasado, ministrada por el obispo Edir Macedo, en el Cenáculo de la Avenida João Dias (capital paulista en Brasil), a las 7 hs., sólo continua sufriendo y tolerando los problemas si así lo quiere. Eso se debe a que, durante el encuentro, el obispo dejó claro a la multitud presente, que el éxito que el ser humano desea, sólo depende de sí mismo, y de nadie más.
El obispo puntualizó el hecho de que muchos, en lugar de usar la razón, prefirieren engañarse con la emoción: “La mayoría de las personas que creen en Dios, no ven Su manifestación en sus vidas porque la fe que han cultivado es emotiva, no sirve de nada, solo los traba. Creen en un Dios grande, pero se satisfacen con una vida mezquina y miserable. Es el beso de la mentira.”
En cambio, al referirse a “el cachetazo de la verdad”, el obispo explicó que eso nos enseña con respecto a la verdad que está en la Palabra de Dios, la cual libera a la persona de toda opresión. “Es necesario comprender que usted verá a Dios materializándose en su vida, a partir del momento que haga una entrega total e incondicional. Pues el destino de su vida está en sus manos.”
En el encuentro, el obispo explicó acerca del significado de los diezmos y de las ofrendas que, a diferencia de lo que dicen los que no aceptan entregarlos a Dios, va mucho más allá del valor material.
“El diezmo representa los primeros frutos de nuestro trabajo. En otras palabras, usted ganó 100 pesos, el primer diez por ciento, que son 10 pesos, usted los separa para presentárselos a Dios en el altar. Usted le dice a Dios: ‘Tú eres el Señor de mi vida, no hay padre, madre, nietos, nadie antes de Ti. Pues, Tú me has dado condiciones de ganar este dinero, entonces, mis primeros frutos están aquí, en tu altar.’ Tal actitud muestra la fidelidad de la persona”, orientó.
La ofrenda representa el amor del fiel hacia Dios, pues de la misma forma que en las relaciones humanas, existe la necesidad de demostrar el amor por medio de regalos voluntarios. Lo mismo sucede con el Altísimo ( que es bueno recordar que no necesita dinero, ofrenda y diezmo de nadie). Él los recibe como expresión de amor y de fidelidad del ofrendante. Al mismo tiempo, es necesario tener cuidado para no ofrecerle a Dios algo despreciable o ponerlo en segundo plano.
“Él tiene que ser el primero en su vida. Ese es el ‘cachetazo de la verdad’. Porque cuando muramos no vamos a llevarnos ni hijo, ni dinero, nada; solo será nuestra alma y Dios. Por eso, cuando usted le da su vida, Él le da una nueva vida. Por eso, no culpe a nadie por su fracaso, ya que ahora sabe toda la verdad. Mi vida depende de mí, no de Dios, pues Él ya hizo su parte entregando al Señor Jesús. Ahora, Él espera nuestra vida”, finalizó; luego llamó adelante a quienes habían comprendido el mensaje y estaban dispuestos a entregarse a Dios, sin reservas.