Un brasileño llamado Roosivelt Figueirêdo, encontró en la calle, tiradas en el suelo, algunas facturas y una cantidad de dinero. Él, que se dirigía hacia una clínica para realizarse exámenes periódicos, no vaciló y decidió ayudar a la persona que había perdido los papeles y el dinero. Se dirigió hasta una agencia de lotería donde pagó las cuentas y también consiguió un descuento.
“El dinero estaba bien contado. Pero me di cuenta que en la cuenta había una observación sobre el pago. En el caso que fuera realizado antes del día 20, habría un descuento. De esa manera, pagué y solicité el descuento”, cuenta el muchacho, que incluso pudo ahorrar.
Después de pagar las cuentas, él escribió en su perfil en Facebook pidiendo ayuda para tratar de ubicar a la dueña de las facturas, Patricia María Santos do Nascimento. Y fue ahí que la cadena del bien se propagó. Muchas personas le pusieron ‘me gusta’ y compartieron la publicación, de esta manera, Patricia fue ubicada.
Ella consiguió la dirección del trabajo de Figueirêdo y se preocupó por ir personalmente a agradecerle. “Que su actitud sea seguida por otras personas. Necesitamos más personas así en el mundo”, declaró.
“Creo que no he hecho nada más allá de lo normal o grandioso, ¿entiende? Esto tendría que ser común, pero lamentablemente no lo es. Tal vez si todos pensaran así viviríamos mucho mejor. Lo que me dejó más impresionado es que pienso que el bien contagia. Y prueba de eso fue que todos los que vieron la publicación en Facebook quisieron ayudar a encontrar a la mujer de alguna manera”, declaró Figueirêdo.
Un pequeño gesto, pero que cambia todo
Una de las mayores y más bellas demostraciones de amor y solidaridad está en ayudar al prójimo, incluso sin al menos conocerlo. La Palabra de Dios afirma que nunca debemos cansarnos de hacer el bien (2 Tesalonicenses 3:13).
Si no fuera por la actitud y demostración de buen carácter de ese hombre, tal vez la mujer que perdió el dinero y las boletas hubiese tenido un gran perjuicio.
El obispo Macedo enseña que el acto de bondad es una forma más de amor, y se asemeja mucho a la benignidad.
“Aquel que es bueno nunca mira solamente para sí mismo, sino hacia el otro, queriendo ayudarlo. Aunque esté afligido, quien es bueno siempre seguirá mirando hacia el otro, hacia el afligido, con el objetivo de proporcionarle el bien”, afirma el obispo.
“No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.”, dice la Biblia en Gálatas 6:9.
Trate de pensar en las innumerables personas que forman parte de su día a día y en las actitudes que usted puede tomar para convertir la vida cotidiana de cada una de ellas más feliz. No importa si son sus familiares, amigos o incluso personas que aún desconoce. Cuando usted le hace el bien a alguien, luego observa cuántas cosas se pueden hacer para hacer a los demás más felices, sintiendo más amor por el prójimo y también alegría por haber ayudado. Además de tener un regocijo de ver que el bien se propaga.
Si usted desea ayudar al prójimo, forme parte de uno de los grupos voluntarios de la Universal. ¿No sabe cómo? Busque una Universal más cercana a su domicilio y obtenga información a través del pastor u obispo responsable.
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