Lo que más se ve hoy en día son niños, de incluso tres años, que ya se visten como “miniadultos”. Son las faldas cortas, el maquillaje, los tops, las medias de encaje, parte del vestuario de las pequeñas. El problema de todo eso es que los padres son los que más hallan gracia al ver a sus hijos vistiéndose y comportándose como adultos.
Para la psicóloga Débora Cristina de Macedo Jorge, eso sucede porque los padres les transfieren a sus hijos cómo les gustaría ser. “De esa forma ellos le pasan la forma en que les gustaría vestirse, la personalidad que desean tener, es una manera de satisfacerse a través de los pequeños.”
La psicóloga también explica que la madre es el espejo de la niña, a pesar de que la pequeña tiene un vínculo fuerte con el padre, es en ella que busca la referencia de femineidad, por lo tanto, debe tener cuidado con las exageraciones. “Ella hará todo lo que ve que la madre hace y eso aflorará en su lado femenino. El problema es cuando la madre inserta a su hija en el ciclo vicioso de la moda, pensando que no puede dejarla afuera de la tendencia o de la forma en que las otras niñas están vistiéndose. Es de esta manera, sin notarlo, que la madre lleva a la niña a un lado peligroso.”
Ese peligro está en la iniciación que la madre le dio a la niña en un mundo de vanidades que aún no le pertenece a la pequeña. “Ella no tiene discernimiento de lo que es adecuado o inadecuado, por eso tendrá como parámetro lo que la madre le presente y le parecerá normal vestirse con minifaldas, mostrando partes del cuerpo sin necesidad”, aclara Débora.
Es por eso que todo está relacionado con la personalidad de la madre. “Si la madre insiste en maquillar a su hija, ponerle ropa corta, enseñarle a bailar de manera sensual, la niña no tendrá forma de huir de eso porque aprenderá que esa es la manera correcta. Y así se convierte en lo que no debería por obedecer a su madre.”
Hay cosas que no traen problemas, como por ejemplo, pintarse las uñas. Sin embargo, es necesario saber el límite. “La limitación comienza cuando la niña vuelve eso indispensable y vive en función de su vanidad. No quiere salir de casa si no tuviere las uñas pintadas o sino está vestida con la ropa que quiere. Eso solo sucede porque le hicieron creer que debe hacer y vivir solamente en función de lo que le agrada a los otros, de la moda, de lo que los medios imponen.”
Las niñas así indican que no recibieron orientación de sus padres, y crecieron pensando que tienen que hacer lo que les imponen. “Ellas no tienen confianza en sí mismas y por eso la dependencia de la opinión de los otros siempre existirá, ya que no tuvieron la presencia de la madre o del padre con sus orientaciones de lo adecuado o inadecuado para su edad, creciendo con cualquier influencia de la sociedad”, enfatiza Débora.
Ella también resalta que la falta de orientación de los padres y la exageración al imponer que los hijos tengan la actitud de adulto antes de tiempo pueden hacer de ese niño una persona con algunos problemas. “Dependiendo de lo que sucede con ella en la infancia, puede ser frustrada, fútil. Sin embargo, puede suceder que todo eso sea solamente una etapa y ella crezca con su propia personalidad, sabiendo qué hablar y qué vestir, por ver otros ejemplos femeninos en su convivencia”, finaliza la psicóloga.