En un pacto hay compromiso de fidelidad, un juramento, que no puede ser roto
En el pasado, cuando dos personas hacían un pacto entre sí, los animales eran cortados al medio, las mitades eran separadas y las personas pasaban entre ellas. Esto significaba que podría suceder lo mismo con aquel que quebrara el pacto. En otras palabras, había un compromiso de fidelidad, un juramento, que no podría ser roto.
Fue lo que sucedió entre Dios y Abraham “… Mira ahora los cielos, y cuenta las estrellas, si las puedes contar. Y le dijo: Así será tu descendencia” (Génesis 15:5) Abraham creyó y le preguntó a Dios como sabría que la tierra prometida sería suya. Fue entonces que Dios hizo un pacto con el patriarca, ordenando que tomase en novillo, una cabra y un cordero, además de una tórtola y una paloma. Abraham entonces los partió al medio y puso en orden todas las mitades, una frente a otra.
“Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abraham…” (Génesis 15:17-18)
En este pacto, Dios hizo un juramento con Abraham, realizando todo lo que prometió.
La alianza que Dios hizo, al derramar la sangre del propio Hijo en la cruz, corresponde a su parte en el compromiso. Pero falta la parte del ser humano, que requiere entrega y fidelidad.
No basta, por lo tanto, creer en Dios, pues existen los que creen y aun así viven situaciones de miseria, enfermedades, destrucción en el hogar y tantos otros fracasos. Por eso, la persona necesita hacer un pacto con Dios, para que la alianza sea formada y Su Palabra se cumpla en la vida de ella.
Si usted decide hoy hacer un pacto con Dios, Él transformará su historia.
El 22 de Mayo será el día del pacto con Dios.