La sociedad Argentina está pasando por un período de profundos cambios, pero también de incertidumbre. El tema es imposible de eludir: Los aumentos hacen peligrar la economía de quienes se esfuerzan cada día por sustentar a su familia.
Transporte público
• Trenes: En la provincia de Buenos Aires transportan unas 3 000 000 personas por día. Las líneas Sarmiento, San Martín y Mitre pasaron de un boleto mínimo de $2 a $4. En el caso del Roca, de $1,10 a $2, y en las líneas Belgrano Sur y Norte y la Urquiza, de $1 a $2.
• Colectivos: Alrededor de 5 000 000 de pasajeros se trasladan a diario en las diferentes líneas de colectivos distribuidas por toda la Provincia de Buenos Aires. La mayoría recorre al menos 16 km para ir a trabajar. El aumento de los colectivos también es una preocupación con la que deberemos lidiar ya que la tarifa se duplicó. En los recorridos de hasta 3 km el costo se elevó de $3 a $6. En las secciones que van de 3 a 6 km, el costo pasó de $3,25 a $6,25. Pasando a la tarifa reglamentada para la sección de 12 a 27 km, que era de $4, ahora vale $6,75. Para terminar, la tarifa correspondiente a más de 27 km será de $7.
Servicios
El agua y el gas se pliegan a las subas de la luz que los argentinos deberán enfrentar frente a los sueldos que lejos de aumentar, se congelan.
• Gas: El aumento será en promedio del 300% para un servicio indispensable para todas las familias argentinas.
• Agua: En el caso del agua se estima que el servicio llegará a costar hasta un 375% más.
• Combustibles: Ya se había implementado un aumento a principio de este año, pero llega un nuevo incremento en los combustibles, del 6%. Este aumento no solo repercute directamente al bolsillo, sino que infla los costos de transporte de mercaderías y pasajeros.
• GNC: El metro cúbico, que tenía un costo de alrededor de $1 recibirá a un aumento de 220%, llegando a los $3,20.
Para enfrentar la crisis
Cada vez más personas sufren la incertidumbre de no saber si van a lograr cubrir sus necesidades básicas y llegar a fin de mes y por eso buscan diferentes alternativas, como recurrir a las compras colectivas para abaratar costos, dejar de acceder a las primeras marcas y pasar a comprar productos de inferior calidad, y movilizarse en medios de transporte más económicos para escapar de los aumentos. Otra faceta de esta triste realidad son los cambios en la alimentación. De acuerdo con la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes, el consumo interanual de carne vacuna bajó un 5,9%. Se la reemplaza con arroz, fideos, alitas de pollo y polenta. También bajaron las ventas en restaurantes, mientras los comerciantes se las ingenian para crear promociones que amortiguen la caída en las ventas.
Cuando confiar en que llegue a alguna solución parece imposible, ¿a quién podemos pedirle ayuda cuando ya no hay salida a la vista?
Vivir por la fe
En su blog, el obispo Macedo afirma que buscar la ayuda de Dios y aprender a confiar en Su Providencia es usar la fe inteligente: “Dios dice en Su palabra, ‘Todo lo que no proviene de fe, es pecado.’, (Romanos 14:23). Cuando se acueste, acuéstese por la fe. No se duerma pensando que no se despertará por la mañana. Al contrario piense que el Espíritu de Dios está con usted. Cuando salga a trabajar, no deje que los pensamientos de duda ocupen su mente. Piense en lo bueno, si algo no sale bien el Dios Altísimo estará con usted. Si Lo busca y confía en Él, todo lo que le suceda será para bien, porque en la Biblia está escrito que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien. (Romanos 8:28). Haga este ejercicio de fe diariamente y notará la diferencia. Vivir por la fe es tener los pensamientos de Dios cada segundo de su vida. Expulse la duda, el miedo y la preocupación, sustitúyalo por el pensamiento del Dios eterno, eso es vivir por la fe inteligente”.
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