Cuando estamos solteros, tenemos la preocupación de realizar nuestros deseos personales y de suplir necesidades individuales. Esto cambia completamente después del matrimonio. Las peleas causadas por los hábitos de soltero pueden volverse comunes e incluso debilitar la relación, pero existe una salida. Thiago Alvarez, consultor financiero y socio propietario del sitio web GuiaBolso.com, estima que la pareja debe tomar las decisiones que se refieren a la vida económica en conjunto. “Lo más saludable es que cada uno contribuya proporcionalmente con lo que gana. Si uno de los dos gana la mitad de lo que el otro recibe, este debe asumir la responsabilidad de la tercera parte y el otro con los dos tercios restantes. La mejor manera de aplicar esta regla es tener una cuenta conjunta y administrar todo a través de la misma”, aconseja Alvarez.
Para asumir los compromisos, la pareja puede depositar una cantidad en esa cuenta conjunta para los gastos del hogar, como la alimentación, las cuentas fijas del agua, luz y teléfono, la educación de los hijos y para posibles emergencias. Stanlei Bellan, consultor financiero y socio propietario del sitio web MoneyGuru.com, cree que la planificación de a dos es una excelente herramienta para que la pareja alcance sus objetivos. “Al unir dos fuentes de ingresos, las posibilidades de inversión y de pago de deudas aumentan. La suma de los recursos puede facilitar la compra de una casa más rápido, la realización de un viaje o ayudar a tener una vida más confortable. Cuando la pareja comienza a perder el equilibrio, se debe conversar para tratar de realizar una planificación. Pongan todo en una planilla y analicen lo que está sucediendo. La persona más equilibrada económicamente debe tratar de mostrar los errores financieros del más consumista y ayudarlo a gastar con más moderación.”
Uno de los mayores villanos del presupuesto, la tarjeta de crédito, divide la opinión de los especialistas. Para el consultor financiero Dori Boucault, cada uno debe tener su propia tarjeta. “Al compartir la tarjeta, puede ocurrir el exceso del límite y que el otro se quede sin saldo en la mano. Si deciden compartir la tarjeta, analicen el resumen y vean a quien le corresponderán los mayores gastos. En el caso, será a quien gana más.” Sin embargo Alvarez cree que es posible que la pareja divida ese gasto. “Lo importante es que el matrimonio tenga la visibilidad de todos los gastos realizados. Tener pocas tarjetas de crédito suele ser la mejor alternativa, así reducirá el valor de la anualidad. Entonces mi sugerencia es, que tenga una tarjeta y otra adicional, siendo que las dos tarjetas serán pagas con el saldo de la cuenta conjunta”, sugiere el consultor. El matrimonio unido puede conquistar mucho más si maneja las finanzas de manera equilibrada, respetando los gastos de cada uno.