Hay personas que participan de las reuniones de la Iglesia Universal desde hace mucho tiempo, son fieles a Dios, oran, ayunan, conocen la Palabra de Dios, pero, en el fondo, están vacías, insatisfechas y nada las hace felices.
Cuando el Señor Jesús estaba realizando Su ministerio aquí en la tierra, observó que muchos se encontraban de esa manera. Cierta vez, se acercaron a Él algunos judíos que creían ser merecedores de la Salvación, solo por el hecho de pertenecer al pueblo elegido por Dios y por realizar actividades religiosas. Sin embargo, Jesús les reveló la verdad que ellos intentaban ocultar:
“Sé que sois descendientes de Abraham; y sin embargo, procuráis matarme porque Mi palabra no tiene cabida en vosotros”, Juan 8:37.
¿De qué le servía a este grupo de personas pertenecer al pueblo de Dios si vivían en el pecado? Actualmente, sucede lo mismo, muchas intentan apaciguar el peso que les genera el pecado en sus conciencias con actitudes religiosas. Esta es una de las principales razones por las cuales las personas que están hace muchos años en la iglesia no reciben el bautismo con el Espíritu Santo.
La decisión que cambiará su vida
Si usted nota que aún no recibió la plenitud de Dios porque ha vivido una vida pecaminosa, Dios le da la oportunidad de arrepentirse, abandonar las cosas malas y entregarse por completo al Señor Jesús.
No importa lo que hizo ni lo que sucedió en el pasado, Él quiere salvarlo y darle una nueva oportunidad de recomenzar. ¿Usted la acepta?