Todos los que creen son escogidos.
La característica del escogido es la fe, la convicción, pues todo lo que intenta bloquearlo es consumido por el fuego de la fe que arde dentro de él.
Quien está imbuido del Espíritu de la Fe no se preocupa por el precio que va a pagar, por el sacrificio que tendrá que hacer.
“Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro de Ofir al hombre.” Isaías 13:12
¿Quiénes son los verdaderos oros de Ofir? Son los escogidos.
Por eso, la Hoguera Santa no es para todos los obreros, sino para los escogidos, pues el Altar es el lugar de fundición para la purificación del oro.
“¡Insensatos y ciegos! porque ¿cuál es mayor, el oro, o el templo que santifica al oro?” Mateo 23:17
Aunque el oro se haya mezclado con las impurezas (pecados), una vez que es colocado en al Altar, la fundición hace la separación entre uno y otro.
El oro conoce el camino de la purificación – la fundición. Los escogidos conocen el camino de la conquista y de la purificación de su fe – el Altar del Sinaí.
Los escogidos son llamados por el nombre.
Moisés fue llamado por el nombre, subió al Altar natural de Dios, el Monte Sinaí, y allí la Palabra habló con él y el Fuego de la zarza lo purificó. De la misma forma, usted será llamado por el nombre en esta campaña, y el Fuego del Altar del Monte Sinaí lo purificará.
Solo los escogidos, los que creen, los que son oro, suben al Altar para hacer el verdadero sacrificio.
Colaboró: Obispo Sergio Corrêa