Dios está buscando a personas de Fe para que se alíen a Él y unan sus fuerzas con Su Poder para, a través de ellas, instalar Su Reino en los corazones de los perdidos.
El Todopoderoso sabe que la fuerza humana es insignificante, aun así, Él quiere potenciarla con Su Poder.
Él no exige méritos, capacidad o talentos, sino que sean obedientes y de carácter. Siervos buenos (obedientes) y fieles (carácter) para que cooperen con Él en la salvación de las almas perdidas.
Es justamente con ese objetivo que el Señor Jesús bautiza con el Espíritu Santo. Sin el Espíritu de la Justicia es imposible prevalecer sobre el reino de las injusticias de este mundo.
Él no exige inteligencia, capacidad o formación académica. ¡Nada de eso! Cualquier persona, por más frágil, debilitada, oprimida, en fin, necesitada, es invitada a unir el poquito de fuerzas que le queda y hacer un pacto, alianza o matrimonio con Su Espíritu.
Quien acepte este desafío será privilegiado con la totalidad de la unción del Espíritu Todopoderoso.
“Sino que Dios ha escogido lo necio del mundo, para avergonzar a los sabios; y Dios ha escogido lo débil del mundo, para avergonzar a lo que es fuerte; y lo vil y despreciado del mundo ha escogido Dios; lo que no es, para anular lo que es; para que nadie se jacte delante de Dios.” 1 Corintios 1:27-29