“La ficha me cayó y me di cuenta que no nací de Dios, vi cuán vacía estoy. Estoy buscando, pero parece que tengo algo en mi corazón que no sé lo que es. Quiero nacer de Dios, no soporto estar vacía, triste… ¿Qué hago? ¿Cómo descubro lo que me ha impedido tener un encuentro verdadero con Dios? – Stefanie.
Respuesta:
Yo le pregunté: “¿Qué es lo que le hace pensar que no nació de Dios?”
Stefanie respondió:
Cuando la persona tiene un verdadero encuentro con Dios, ella jamás se olvida de ese día, y su interior cambia completamente. Cuando leí el libro “La mujer V”, donde la señora Cristiane relata su experiencia con Dios, la transformación de su interior. Sé que cambié, pero falta “algo más”.
Yo aclaré:
Stefanie, el nuevo nacimiento es un proceso, así como el nacimiento de un bebé. Está la concepción, el embarazo, los 9 meses, después el nacimiento. Y recién ahí viene el crecimiento. Nadie nace en un día.
La referencia de que “jamás se olvida ese día” es por el hecho de que somos tocados por Dios para entregarnos a Él totalmente, la experiencia es muy profunda. Cuando usted decide que no va a vivir más para usted, no va a hacer su voluntad, que va a dejar, por Él, cosas y personas que antes le gustaban mucho, etc. Por eso es algo que nos marca. Pero la marca es hecha por esta decisión, no por una emoción en sí. A partir de esa decisión, la “concepción” del nuevo yo, es que comienza la transformación, el período en que una nueva persona comienza a ser formado en nosotros, lleva tiempo, y puede haber muchas fallas y tropiezos. Pero siempre es progresivo, mejorando más y más.
Evalúe según esta orientación cuál es su estado espiritual
¿Usted ya fue concebida, tomó la decisión de entregarse totalmente?
¿Está siendo gestada su nueva criatura?
¿La nueva criatura aún se está formando en usted?
¿Está sintiendo dolores de parto en la lucha por nacer?
¿Ya nació, pero aún está creciendo?
Piense y respóndase a usted misma.
(*) Respuesta retirada del blog de Renato Cardoso