Nerviosismo, miedos y sentimientos negativos. A pesar de su corta edad, Marta pasó por estas dificultades. Antes, tenía todos los motivos para ser feliz hasta que, de repente, comenzó a tener estos problemas. Sus padres quedaron desempleados y la economía familiar se derrumbó. Además, entró en un estado depresivo. “No encontraba nada que me hiciera feliz”, comenta.
Marta ocultaba un dolor en su interior, que le causó mucho odio hacia su madre biológica por haberla abandonado en su niñez. Con la intención de llenar ese vacío y olvidar el sufrimiento, salía todas las noches y consumía alcohol.
Cuando llegó a la Universal, todo su exterior cambió, pero, en su interior, aún existía el odio. En las reuniones, pudo comprender que necesitaba el Espíritu Santo para reconstruir su vida. Fue así como, en un Ayuno de Daniel, decidió agradar a Dios. Se alejó de todo el “ruido” del mundo, para lograr escuchar lo que el Señor le quería decir. Al recibir el Espíritu Santo, pudo comprobar la verdadera felicidad.
Vea el testimonio completo:
Para saber cómo participar del Ayuno de Daniel, ingrese aquí. Acérquese al Templo de la Fe, ubicado en Av. Corrientes 4070, Almagro; o a la Universal más cercana a su domicilio.