Tomar el camino más corto para tener menos trabajo puede parecer, a simple vista, más fácil y más rápido. En el caso de un recorrido literal, puede serlo, sin embargo, en el sentido figurado, está lejos de la realidad.
En la vida, lo que realmente vale la pena no es solo más difícil de conseguir, sino también de mantener. Cuando la persona busca un atajo, logra solo una simulación temporaria de lo que realmente desea. Ella agrada momentáneamente el área de recompensas del cerebro, pero no disfruta de los resultados reales de haber empleado su energía física, mental y espiritual, sin evasivas.
Falsa satisfacción
David Lykken (1928-2006), un famoso psicólogo y genetista norteamericano, definió la energía mental como «la capacidad de soportar largos periodos pensando, de manera productiva, cómo resolver un problema, desvinculándose y perseverando en la búsqueda de la solución». Sí, superar un obstáculo que surge de repente o realizar sueños requieren energía y no atajos, que solo causan un falso bienestar temporario y, en realidad, nos alejan aún más del objetivo a alcanzar.
No obstante, el atajo claramente es atrayente y, como perseverar es difícil, la pereza o la ansiedad ganan la mente, el cuerpo y las actitudes de los que están desatentos. Lo peor es que la generación actual parece haber adoptado el atajo como un modus operandi para todo. Luchar por lo que se quiere es algo cada vez más raro de ver, e incluso es un blanco de críticas del que permanece en la monotonía de optar por el camino más rápido y fácil. Después, la culpa de no evolucionar y de sufrir es del gobierno, de la economía, de los astros, de los colonizadores y de cualquier otro chivo expiatorio. Algunos hasta llegan a alegar que Dios no hace nada para ayudarlos.
«Remedio para todo»
Podemos tomar como ejemplo las actuales y cada vez más usadas aplicaciones para encontrar pareja. Solo con deslizar el dedo en la pantalla del celular, una noche de relación física, sin siquiera saber el nombre real de la persona, está garantizada. Los partidarios de esto redujeron el camino hacia una relación, en lugar de conocer verdaderamente a la persona, sopesar los pros y contras de involucrarse con ella, saber si realmente le gusta y si es correspondido, construir una relación, casarse y, ahí sí, tener una relación satisfactoria y saludable, así como describe la definición de Lykken. La aplicación de citas es solo un ejemplo y muchas personas pueden pensar que es algo extremista, pero tiene sentido; si usted elije el objetivo sin esfuerzo, podrá obtener solo una diversión, sin embargo, si elige el camino más difícil, tendrá un futuro amoroso y saboreará cada una de sus etapas. La vida está hecha de etapas, no de evasivas rápidas.
Otro ejemplo: en un trabajo honesto se requiere más esfuerzo para alcanzar el éxito, sin embargo, algunos «acortan» el camino con estafas, sacando ventaja y siendo deshonestos. No obstante, el que obtiene algo deshonestamente vive con miedo de que alguien descubra lo que hizo o de ser chantajeado y con la desconfianza de que otra persona le haga lo mismo.
Muchos ven a las personas exitosas y quieren lo que ellas tienen, pero no quieren atravesar las dificultades que ellas tuvieron para lograrlo. Al ver el patrimonio personal de alguien, por ejemplo, no ven las horas que gastó en la facultad, en su expediente profesional ¡y en los momentos en los que tuvo que romperse la cabeza para encontrar soluciones inteligentes!
Lamentablemente, estamos en la era del «hay remedio para todo», literal y figuradamente. Muchas personas recurren a medicamentos y terapias ilusorias que prometen paz y solo generan más problemas. Doparse es más rápido que buscar ayuda. Las fórmulas «milagrosas» para adelgazar y las cirugías arriesgadas para lograr objetivos que se alcanzarían fácilmente con disciplina, además de las sustancias prohibidas para obtener resultados en el deporte, también entran en la lista de los ejemplos.
Falta de fe
Incluso el área espiritual sufre los efectos de los atajos. Muchas personas entienden la Verdad de Dios y, al obedecerla, conquistan lo mejor de esta vida, no solo con respecto al dinero o a los bienes materiales. Otras, a su vez, recurren a los atajos como la hechicería y los falsos gurús, queriendo más rápido lo que podrían alcanzar si fueran sumisas a Dios. El propio Señor Jesús podría, con Su poder Divino, «domar» a la humanidad y evitar su sufrimiento con un chasquido de dedos. Sin embargo, si tomara ese atajo o cualquier otro, lo que Dios pretende, la Salvación de todos nosotros, no sucedería. Es decir, mientras que el Señor Jesús no evitó la cruz, otros huyen de sus cruces diariamente.
El mundo ofrece atajos que conducen al infierno (vicios, relaciones casuales, deshonestidad, entre otros), pero el Mesías nos advirtió: «Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan.», Mateo 7:13-14.
El obispo Edir Macedo dijo que los atajos no provienen de la fe: «el diablo crea facilidades, no dificultades, pero, cuando usted usa la verdadera fe, sabe que debe pagar un precio por lo que quiere y que nada llega fácilmente. Dele gracias a Dios por las dificultades, porque ellas le enseñan a vivir por la fe. El que quiere ser un buen profesional, por ejemplo, no entra por la ventana, sino que estudia para formarse. Es decir, se prepara, deja de lado las distracciones que hay en internet, las salidas y las relaciones para prepararse». En resumen: no hay atajos para alcanzar la verdadera excelencia y mucho menos para alcanzar la Salvación.