Cuando una persona utiliza las redes sociales, automáticamente se crea una identidad digital. Es decir, todo lo que ella expone en la red genera una percepción en el mundo cibernético.
En internet, los usuarios pueden proporcionar datos propios que, habitualmente, no se los daría a nadie. Muchas personas, por ejemplo, subestiman lo que publican en las redes. Sin embargo, las fotos, los comentarios y los likes pueden facilitarles mucha información a los criminales, como su ubicación geográfica, sus intereses, su manera de pensar, sus actividades, entre otras cosas. Todo esto, sin contar que si las cuentas están administradas por niños, el riesgo aumenta considerablemente.
En la Ciudad de Buenos Aires, las denuncias por grooming aumentaron un 30 % durante la cuarentena. Los especialistas, a su vez, calculan que esta problemática creció en todo el territorio argentino. Según los expertos, el aislamiento provocó un ambiente propicio para los acosadores cibernéticos que, tras el incremento de la hiperconectividad de los menores, potencializaron el delito.
Padres más atentos
Al estar en la etapa de crecimiento, los niños no tienen la capacidad de discernir correctamente lo que hacen. Por ese motivo, es fundamental que los padres estén atentos y supervisen la actividad de su hijo en internet. De lo contrario, correrá el riesgo de ser contactado por acosadores o pedófilos.
La Universal creó el proyecto Escuela Bíblica Infanto-juvenil (EBI). Si usted tiene un problema con su hijo y necesita una orientación, puede contactarse con las coordinadoras del grupo a través de Facebook y de Instagram.
Para más información, llámenos al (011) 5252 4070