Las personas que convierten a la mentira en una forma de vida y que construyen una vida sobre estas, pagan un precio demasiado alto. El peligro no solo es perjudicar la parte emocional, sino que también impacta en lo físico, llegando a niveles patológicos.
Construir sobre la mentira
Mentir puede ser una forma de evitar enfrentar lo que más tememos, pero nunca es una solución definitiva. Quien miente proyecta la mentira en el otro. Cree que quienes lo rodean, son capaces de engañarlo y sufre considerando lo que puede suceder. Según afirmó el doctor Eduardo Grande, del Hospital General de Agudos Teodoro Álvarez: “La compulsión es la base de todo tipo de trastorno obsesivo y la mentira repetitiva está relacionada con problemas en personalidades inflexibles y de conducta rígida”. La mentira compulsiva es difícil de manejar terapéuticamente porque se oculta tras otras conductas.
El éxito de la mentira
El obispo Macedo en su blog, habla de las consecuencias que sufrió Jacob, después de una vida de mentiras: “‘Entonces éste fue a su padre y dijo: Padre mío. E Isaac respondió: Heme aquí; ¿quién eres, hijo mío? Y Jacob dijo a su padre: Yo soy Esaú tu primogénito; he hecho como me dijiste: levántate ahora, y siéntate, y come de mi caza, para que me bendigas… Y se acercó Jacob a su padre Isaac, quien le palpó, y dijo: La voz es la voz de Jacob, pero las manos, las manos de Esaú.’, (Génesis 27:18-19, 22)
Las conquistas de Jacob fueron fundamentadas en la mentira. Aunque había construido familia y bienes, cargó durante aproximadamente 20 años, la marca del engaño, pues era un hombre vacío, inseguro y apegado a lo que había conquistado, al punto de ser atormentado por miedo a que su hermano lo encontrara y le quitara todo lo que había conquistado a lo largo de su trayectoria.
Jacob no perdió la oportunidad de estar cara a cara con el Ángel y luchó con él toda la noche por el cambio de su identidad, es decir, por su liberación del espíritu del engaño y de su propio yo.
El Ángel responsable por traer la bendición de la transformación en la Hoguera Santa ha estado en el Altar todos los días. ¿Acaso lo dejaremos subir sin bendecirnos? Yo no lo dejaré, ¿y usted?”.
[related-content]