El sacrificio de Jesús nos liberó de las exigencias del mundo, pero las tendencias actuales siguen esclavizando a muchas personas
Cuando una persona conoce al Señor Jesús, su vida pasa a tener un antes y un después. Sus intereses y preocupaciones cambian, porque encara las situaciones con los ojos espirituales y confía en que Dios tiene todo bajo control. El Señor Jesús nos dio esa libertad de vivir el hoy sin preocuparnos por lo que sucederá mañana.
En la práctica, la libertad propuesta por el Señor Jesucristo nos da paz y tranquilidad. El paso del tiempo y la displicencia en cuanto a la confianza plena en el Creador puede hacernos volver a las creencias anteriores, como alerta la Biblia:
“Para libertad fue que Cristo nos hizo libres; por tanto, permaneced firmes, y no os sometáis otra vez al yugo de esclavitud”. Gálatas 5:1
Este yugo de esclavitud representa todo lo que nos sobrecargaba antes de decidir hacer una alianza con Dios, la cual fue sellada por el Señor Jesús a través de Su sacrificio en la cruz. Sin embargo, para tener acceso a esa libertad que Dios nos da por medio de la sangre del Señor Jesús, debemos deshacernos de toda religiosidad. Una relación con Dios, que incluye meditar en Su Palabra, orar e ir a Su casa, debe ser espontánea, por amor a Él, no por algo impuesto por terceros o para demostrarle algo a alguien.
La acción de la levadura
En Gálatas 5:7, el apóstol Pablo cuestiona al pueblo sobre el origen de sus acciones:
“… ¿quién os impidió obedecer a la verdad?” Gálatas 5:7
y enseguida él constata:
“Un poco de levadura fermenta toda la masa”. Gálatas 5:7
En la cocina, la levadura se usa para hacer que una determinada masa crezca, es decir, no le da un nuevo sabor a la comida, pero altera completamente su apariencia.
Vivimos en una era en la que la imagen significa mucho para las personas, por eso debemos estar atentas, a fin de cuentas, es fácil dejarse influenciar por terceros. La inversión excesiva en la apariencia se vuelve una preocupación; esa preocupación se vuelve ansiedad; y la ansiedad se vuelve un peso, un yugo. Tal vez antes te arreglabas, pero hoy te preocupan las combinaciones. Tal vez antes te preocupabas por agradar a Dios con tu vestimenta, pero ahora solo buscas tener un look específico. Esa vanidad se originó a causa de la levadura que cita la Palabra de Dios.
Este cambio equivocado de prioridades impacta en tu vida espiritual y en otras áreas de tu vida. La pregunta es: ¿por qué cargar este yugo si el de Dios es mucho más ligero? Cuando te deshaces de las vanidades, te das cuenta de que el yugo de Jesús es mucho más leve, porque todo lo que Él te pide es para limpiar tus ojos y tu corazón, a fin de que confíes en Él. El Altísimo no pide mucho. Por eso, querida lectora, establecé tus prioridades de acuerdo con Dios y no con los patrones del mundo.
Participá:
La próxima reunión del Godllywood Autoayuda se realizará el 28 de septiembre, a las 18 h, en el Templo de los Milagros. Para saber en qué localidades se transmitirá, acercate a una Universal.