¿Usted se ve como una persona sin solución y llena de problemas? Si la respuesta es sí, es porque aún no conoce el trabajo de la Iglesia Universal del Reino de Dios en las aldeas que se encuentran en la frontera de Mozambique con Suazilandia, en África. El obispo Edir Macedo, en la mañana del domingo 7 de abril, en el Cenáculo del Espíritu Santo de Santo Amaro, en San Pablo, mostró un video de ese trabajo a los presentes, para que vieran la dedicación de los siervos de Dios a las personas que viven en los lugares más extremos de la Tierra.
Después de mostrarlo, el obispo advirtió a los que piensan solo en sí mismos, diciendo que muchos de los que viven en lugares lejanos solo están esperando escuchar hablar de Jesús para convertirse, pero no encuentran quien les hable.
Luego invitó a ir delante del altar a quienes querían entregarse en favor de los sufridos, sin mirar nada ni a nadie. “Muchas personas tienen la vida estancada porque solo piensan en sí mismas, en sus familiares. Ellas solo ven a sus hijos, a su esposa o a su esposo. No es pecado preocuparse por un familiar, pero el pecado está en pensar que solo existe usted en este mundo. Las personas así no reciben el Espíritu Santo porque tienen el corazón sujeto a las cosas de este mundo. Sepa que el Espíritu Santo viene sobre usted para hacerlo un instrumento que será usado para ayudar a otras personas”, enseñó.
El sacrificio que vale la pena
Acerca del Ayuno de Daniel, el obispo pidió que todos abrieran la Biblia en Hechos 2:1: “Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos.” Sobre ese pasaje destacó: “Ese propósito en estos días es más difícil que el ayuno de alimentos, pues consiste en la abstinencia de información secular y de todo lo que no sea bíblico, espiritual. El objetivo es que se produzca un derramamiento del Espíritu Santo, que es diferente del descenso del Espíritu Santo, que es individual. El derramamiento viene sobre todos, como en Pentecostés.”
Incluso durante el mensaje el obispo destacó la importancia de que los participantes estén preparados para recibir la dádiva de Dios, así como los discípulos lo recibieron en el pasado. “El día de Pentecostés las personas estaban preparadas, porque ellas habían recibido la promesa de Jesús. Estaban en el mismo espíritu, en la misma fe, con la misma disposición. No estaban preocupadas con sus seres queridos, con su trabajo, con sus problemas personales, sino que estaban aguardando, esperando la presencia del Espíritu Santo.”
En la era del entretenimiento, desligarse de la información que bombardea la mente humana en todo momento no es tarea fácil, pero, como explica el obispo, vale la pena, pues la generación actual puede considerarse más feliz que la de los apóstoles que estuvieron cara a cara con Jesús. “Los apóstoles vieron a Jesús, lo tenían físicamente a su lado, por lo tanto creían porque vieron los milagros. Nosotros no Lo vimos a Jesús curando, bendiciendo. No lo vimos físicamente y hemos creído en Él. Entonces, somos más bienaventurados que los apóstoles. Tenemos esa creencia, porque el propio Espíritu de Jesús nos da esa fe. Entienda que quien colocó esa fe dentro de usted fue el Espíritu Santo. Él es quien lo convence. Sin embargo, no basta, es necesario que Él habite dentro de ustedes.”
El motivo de la morada de Dios dentro de alguien es justamente que esa persona no viva más débil o en duda, sino que encuentre la dirección y la orientación venida de lo Alto. “Dios quiere que usted tenga la plenitud de Su presencia, no solo en la iglesia, sino en cualquier lugar. Esa fuerza es el poder de Dios dentro de nosotros. Cuando usted la tiene, el desierto se transforma en un manantial. Además, usted no depende de terceros, no espera que nadie le ayude, usted anda solo, porque Dios está dentro de usted”, finalizó el obispo Macedo, pidiendo a todos que participen de la reunión del próximo domingo 14, cuando él esté en el Monte Hermón invocando a Dios para que derrame el Espíritu Santo sobre todos los que creen.