Es normal sentirnos aliviados cuando pedimos perdón y lo recibimos, pero esa actitud trae, además, beneficios no solo para quien recibe el perdón, sino también para el que lo da. Incluso la ciencia ha revelado los beneficios que esta actitud le trae a la salud física y mental.
Un estudio publicado recientemente por el periódico científico Psychology Journal of Health y citado en la revista Time, muestra que quienes tienen mayor facilidad para perdonar logran eliminar los efectos nocivos provocados por el estrés. El trabajo se realizó entre 148 jóvenes adultos, y uno de sus autores, el profesor Loren Touissaint del Luther College de Iowa, afirma: “Si una persona es capaz de perdonar tanto a sí mismo como a los demás, esa única característica virtualmente elimina la conexión que se produce entre el estrés y las enfermedades mentales. Si no se tienen tendencias a perdonar, se sentirán los efectos duros del estrés sin que nada los suavice. Creo que todos quieren sentirse bien, y el perdón les da la oportunidad de hacerlo”.
La importancia del perdón
Perdonar es el acto consciente de renunciar al resentimiento contra alguien que, de alguna forma, nos causó un mal, aunque no lo merezca. Es una actitud difícil de tomar, pero necesaria.
El obispo Edir Macedo, en su libro 50 consejos para blindar su fe, recomienda perdonar siempre: “No espere sentir ganas de perdonar, ya que su corazón no tendrá ese deso. El perdón es una elección, una decisión. Es una actitud 100% racional. Si no nos disponemos a perdonar a quien nos ofende, no existe la posibilidad de que seamos perdonados ¡y salvados! por Dios. Todos somos pecadores delante de Él. Y el Señor Jesús dejó muy claro que solo quien perdonase sería perdonado”.
¿Cómo perdonar?
El primer paso es aceptar lo que sucedió. Así, usted dejará de sentir emociones negativas. El segundo paso es no esperar sentir ganas de perdonar. Para eso, use la razón: “Aunque su corazón grite, él jamás podrá controlar sus razonamientos, entonces ore por esa persona que le hizo daño y bendígala. En su mente ya está perdonándola. Ante ese esfuerzo, el Espíritu Santo removerá los sentimientos de su corazón y así usted estará libre para recibir el perdón de Dios, la Salvación y todas las demás bendiciones”, afirma el obispo.
Leticia Barúa y Darío Cáceres hoy en día viven un gran amor, pero no fue sencillo llegar a esa meta. Tras una mala experiencia sentimental, ella comenzó a salir con Darío y se quedó embarazada. “Cuando le dije que estaba esperando un hijo, él me dio dinero para hacerme los análisis, además quería un ADN porque dudaba de su paternidad. Fue difícil estar juntos pero empezamos a perseverar en las cadenas de oración de la Universal y fuimos cambiando. Me costaba perdonarlo por dudar de mí. Incluso estando en la iglesia no me fue sencillo perdonarlo. Sin embargo, con la ayuda de Dios logré perdonar y superar todo el sufrimiento del pasado. Hoy soy feliz a su lado y lo amo inmensamente”.
No deje que el rencor perjudique su salud y su relación con Dios. Si alguien se equivocó, no pierda tiempo alimentando un sentimiento negativo. Perdone y siga adelante con su vida.
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