No podemos vivir por ánimo ni por desánimo. Vivir así da como resultado una vida de altos y bajos – pero más bajos que altos, en realidad.
¿Cuántas veces usted no sintió ánimo de levantarse a la mañana para trabajar, para ir a la escuela, etc. – pero fue? En ese momento, usted venció su desánimo y actuó realmente sin ánimo. Usted fue porque tenía que ir, tenía que hacerlo, si no… consecuencias.
Ignore su desánimo y simplemente haga lo que tiene que hacer. Él animo suele venir inmediatamente. Pero si no viniera, aprenda a seguir sin él.
Extraído Blog Obispo Renato Cardoso
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