“Escogí el camino de la fidelidad, he tenido presentes Tus decisiones.” (Salmos 119:30)
¿Cómo escoger el camino de la fidelidad? ¿Cómo tener presentes las decisiones de Dios? El camino de la fidelidad es el camino de la obediencia. Todos los días hacemos elecciones. Todos los días tomamos decisiones. Si basamos estas decisiones en nuestra propia sabiduría o en nuestros sentimientos e impulsos del corazón, escogemos el camino de la sabiduría humana. Sin embargo, ese camino no nos lleva a ningún lugar seguro.
Si basamos las decisiones diarias en la sabiduría de la Palabra de Dios y en el impulso de la fe, aunque contraríe nuestra voluntad, aunque contraríe nuestros miedos, escogemos el camino de la fidelidad. El camino de la obediencia. En el calor del momento, tal vez parezca que usted hizo la elección menos acertada. Tal vez le digan que la decisión no fue la mejor, porque, humanamente hablando, había una más “sensata”. Sin embargo, no hay nada más sensato que vivir por la fe. No hay nada más sensato que el camino de la fidelidad.
No es el camino más fácil, pero ciertamente es el más recompensado. La fidelidad en los diezmos y en las ofrendas, por ejemplo, trae como consecuencia bendiciones hasta que sobreabunden y nos da el derecho de hacer prueba con Dios (lea Malaquías 3:10-11). Principalmente cuando la persona no espera que le sobre el dinero para ser diezmista, sino que antes separa los primeros 10%, incluso en dificultades, por elegir el camino de la fidelidad.
La fidelidad es consideración, es respeto, es la prueba de la verdadera entrega. Cuando su vida está totalmente en las manos de Dios, ¿qué le impide hacer la elección correcta?
No tenga miedo de hacer sus elecciones. Decídase por los juicios de Dios, elija el camino de la fidelidad. Cuando es hecha por la fe, cualquier decisión será acertada.
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Fuente: Libro “El Pan nuestro para 365 días”, del obispo Edir Macedo