“Ya en la primera semana conseguimos pagar la inversión hecha para el desarrollo de la aplicación”, frase dicha por el director de operaciones de Netfilter, Pedro Paulo de Oliveira, que creó el juego virtual Boliche Medieval, para la página UOL Tecnología. En ese juego, hasta la fase 10, que tiene como objetivo derrumbar los pinos de boliche, la aplicación es gratuita. Sin embargo, para continuar jugando, el usuario tiene la opción de bajar los demás niveles, pero tiene que pagar por eso.
Si nada es gratis en el mundo real, imagínese en el virtual. Gran parte de esas aplicaciones no tienen ningún costo, solo basta que el usuario lo descargue y listo. Como un “pez”, el consumidor cayó en la red y fue consumido por las sensaciones que el nuevo compañero causa. Sin embargo, lo que parece solo un divertido pasatiempo esconde un mundo cruel y, lo que es peor, adictivo.
Fue el caso del estudiante Henrique Costa, de 28 años, que permanecía 16 horas por día jugando. Su vida estaba basada en los juegos. “Al comienzo era un hobby, después se volvió una compulsión. Estorbó toda mi vida. Todo giraba en torno a eso. Y, si no estaba jugando, me enojaba, no lograba ni razonar. No creía más en mí mismo. Y jugando, cuanto más ganaba, más poderoso me sentía. Sin embargo, llegó un momento que comenzó a perjudicar mi salud y allí noté que necesitaba cambiar. Hoy, después de tres años sin jugar, me veo liberado de ese mundo”, cuenta.
El psicólogo Cristiano Nabuco, que trata a viciosos en Internet en el Hospital de las Clínicas de São Paulo, destaca la estrategia usada en la fabricación de esas diversiones y habla de lo que son capaces. “Los juegos son hechos para que las personas ganen puntuación. Por eso, las primeras “etapas” de un juego son fáciles de conquistar. Con eso, causan dependencia y aumentan el ego y la vanidad.”
El especialista también destaca que muchos, sin darse cuenta, entran en un estado de “anestesia emocional” cada vez que se encuentran con situaciones difíciles. Explica que eso es una habilidad natural del ser humano, de buscar “fugas” para sentirse mejor.
En una entrevista a la página Forbes, el creador del juego Flappy Bird, Dony Nguyen, dijo porqué sacó su juego del mundo virtual. “Él (Flappy Bird) fue creado para jugar por algunos minutos, cuando usted está tranquilo. Pero se volvió adictivo. Creo que se convirtió en un problema y, para resolver ese problema, es mejor eliminar el Flappy Bird. No hay vuelta atrás.”
En este juego, la persona controlaba el vuelo de un pájaro, que necesitaba atravesar un camino sin fin y lleno de obstáculos para ganar todos los puntos.
La psicóloga Janice Rechulski afirma que, para el dependiente de ese tipo de juego, existe la “sensación de victoria; pues el éxito que la persona no tiene en la vida, lo adquiere en el juego”.
Quien se piensa que es victorioso en ese campo debe estar atento, pues incluso las cosas que parecen inofensivas e ingenuas son exploradas por quien busca solo la ganancia. Y todo en nombre de la diversión, de nuestro bienestar.
¿Será realmente así?
La búsqueda por estrategias que vicien al usuario solo dejan claro que, por más que el jugador se sienta campeón de las etapas más fáciles de tales juegos, en realidad, está siendo solo una marioneta más en las manos de las empresas y transformándose en un perdedor de las cosas simples de la vida.
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