El trabajo como diseño Divino
- Desde el principio, Dios creó al hombre para trabajar.
“Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara”. Génesis 2:15
Esto sucedió antes del pecado, lo que significa que el trabajo no es un castigo, sino un propósito. Trabajar es reflejar la Imagen de Dios, Quien también trabaja, crea, sustenta y organiza.
El trabajo como servicio a Dios
- Cuando el trabajo se hace con fe, obediencia y amor, se convierte en Avodah (adorACIÓN), seguida de acción, de práctica.
“Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres…”. Colosenses 3:23
“Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres…”. Efesios 6:7
Esto significa que no hay tarea pequeña si se hace para Dios, sea predicar o barrer el lugar que será usado para recibir a las personas, sea enseñar o sembrar la tierra.
El trabajo como bendición para el prójimo
- El trabajo también es una forma de amar al prójimo.
“En todo os mostré que así, trabajando, debéis ayudar a los débiles, y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir”. Hechos 20:35
– Trabajar con diligencia permite ayudar a los padres, sustentar a la familia, ayudar al necesitado y contribuir al bien común.
– El Cristiano, el Evangelista, la Obrera y todo aquel que trabaja con integridad y gratitud es útil, tanto para Dios como para la sociedad. También es un motivo de honra para su familia.
Aplicación espiritual
– Trabajar con propósito: No solo para ganar dinero, sino para glorificar a Dios.
– Trabajar con excelencia: Como si Jesús fuera el jefe directo.
– Trabajar con generosidad: Compartiendo el fruto, el tiempo y las habilidades con los demás.
– Trabajar con gratitud: Reconociendo que cada día de labor es un Don de Dios.
Y vos, ¿te pusiste a pensar cómo estás desarrollando tu trabajo?
Fuerza a todos los trabajadores.
¡Nos vemos en la IURD o en las Nubes!
Obispo Julio Freitas