La historia bíblica muestra que, incluso ante la escasez y el miedo, poner a Dios en primer lugar abre el camino para los milagros y la provisión
El relato de Elías y la viuda descripto en 1 Reyes 17, se trata sobre la confianza en Dios en tiempos de crisis. Cuando el arroyo se secó y no había más agua, a Elías lo enviaron a una viuda pobre que se preparaba para la última comida con su hijo. La situación parecía empeorar, pero fue justamente en ese escenario de escases que el poder de la fe se manifestó. Este pasaje revela lecciones preciosas.
1.ª lección: el cuidado de Dios en el arroyo de Querit
En 1 Reyes 17:2-4 está escrito:
“Y vino a Elías la Palabra del Señor, diciendo: Sal de aquí y dirígete hacia el oriente, y escóndete junto al arroyo Querit, que está al oriente del Jordán. Y beberás del arroyo, y he ordenado a los cuervos que te sustenten allí”. 1 Reyes 17:2-4
Aquí observamos que Dios cuida de Sus siervos de manera inesperada; incluso Él puede usar cuervos para sustentar a alguien. Además, no le reveló a Elías durante cuánto tiempo se quedaría ahí. Así como tampoco nos dice cuánto tiempo durarán nuestras luchas. No tenemos un tiempo definido para los desiertos, pero necesitamos confiar. El Señor nos fortalece en las dificultades, y no en la facilidad.
2.ª lección: el viaje a Sarepta y la sorpresa de Elías
Cuando el arroyo se secó, Dios habló nuevamente:
“Vino después a él la Palabra del Señor, diciendo: Levántate, ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y quédate allí; he aquí, Yo he mandado a una viuda de allí que te sustente”. 1 Reyes 17:8-9
Naturalmente, Elías se pudo haber imaginado que encontraría a una viuda rica, con condiciones para ayudarlo. Pero, al llegar encontró a una mujer muy pobre, recogiendo leña para prepararle la última comida a su hijo. Esto fue una gran prueba para Elías, él esperaba que la situación mejorara, pero parecía que empeoraba. La lección es clara: muchas veces, Dios nos lleva a escenarios que parecen contrarios a la lógica humana, justamente para desarrollar nuestra fe. ¿Quién sos cuando las cosas no salen como lo esperabas? Elías llegó a Sarepta pensando que sería sustentado, pero encontró a alguien en una situación más difícil. En estos momentos, el Altísimo nos enseña a mirar hacia Él, y no a las circunstancias. Él también permite que enfrentemos situaciones inesperadas para que podamos conocernos.
3.ª lección: La respuesta de Elías: fe en medio de la escasez
Incluso ante la dura realidad, él no se intimidó; sino que le dijo a la viuda:
“… No temas; ve, haz como has dicho, pero primero hazme una pequeña torta de eso y tráemela; después harás para ti y para tu hijo. Porque así dice el Señor, Dios de Israel: ‘No se acabará la harina en la tinaja ni se agotará el aceite en la vasija, hasta el día en que el Señor mande lluvia sobre la faz de la tierra’”. 1 Reyes 17:13-14
Este fue el momento de fe. Elías no miró hacia la escasez, sino a la Palabra del Señor. Él sabía que, si Dios había prometido, era imposible que no sucediera. Esta es la postura que necesitamos tener cuando estamos delante de lo peor: confiar en lo que Dios dice, aunque todo a nuestro alrededor muestre lo contrario. La viuda obedeció y el resultado fue un milagro continuo. Los mayores milagros nacen en los momentos más críticos. Las historias más lindas de la Biblia no surgieron en tiempos de facilidades, sino en medio de las luchas. La multiplicación de la harina y del aceite sucedió justamente cuando todo parecía perdido. Dios permite que pasemos por estos desiertos para fortalecer nuestra fe y prepararnos para experiencias aún mayores. Antes de que Elías viviera cosas grandiosas, tuvo que pasar por la escasez.
4.ª lección: la Palabra de Dios es suficiente
En muchos momentos, todo lo que tenemos es la Palabra de Dios. Ningún apoyo humano, ninguna fuerza material, solo la promesa, y es suficiente.
Cuando Elías declaró que la harina y el aceite no faltarían, no tenía pruebas visibles, sino que tenía la promesa. Y esa promesa lo sustentó a él, a la viuda y al hijo, hasta que llegaran las lluvias. De esta manera, también necesitamos confiar. Incluso si lo poco parece que no va a alcanzar, Dios multiplica, porque la Palabra del Señor es más fuerte que cualquier escenario adverso.
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