Digna: “Tenía cáncer de útero y de mama, estaba afligida por esta situación, pero cuando tomé el Agua Consagrada tanto el cáncer de útero y de mama desaparecieron. Creí que el Espíritu de Dios estaba en el Agua Consagrada y bebí con fe. Aunque los médicos no me daban certezas, a través del Tratamiento con el Agua Dios me curó física y espiritualmente”.
Catalina: “El Agua Consagrada salvó mi vida, porque tuve un cáncer de mama. Los médicos no me aseguraban que sobreviviría. Debido a esa enfermedad mi alma estaba sufriendo porque yo no aceptaba esa enfermedad. Tomé el Agua Consagrada y me hicieron los estudios, todo está perfecto en mi organismo, el cáncer desapareció y soy muy feliz”.
Cuando su cuerpo está enfermo, usted busca ayuda médica. Va a un hospital, a una clínica o a una sala de primeros auxilios. Pero, ¿qué ha hecho para curar las enfermedades de su alma?
Las dudas, la malicia, el rencor, la angustia, el odio y las preocupaciones han debilitado su interior, han enfermado su fe.
“Cuando mi alma desfallecía en mí, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta Ti en Tu santo templo.”, (Jonás 2:7)
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