Hace tres años que Emilio Leguizamón y Karen Leuno están casados y disfrutan de una vida armoniosa, pero eso no fue de la noche a la mañana, sus difíciles experiencias de vida hacían que las mentiras fueran una constante en su pareja. Ellos encontraron la solución para sus problemas en la Universal y hoy sonríen juntos porque tienen un matrimonio bendecido.
Los problemas de la infancia habían marcado la vida de ambos, eso repercutía indefectiblemente en su relación de pareja. “En mi casa había mucha violencia, a los 5 años comencé a sufrir abusos sexuales por parte de un familiar, eso me marcó mucho, me arruinó mi niñez porque fueron siete años de abusos en los que yo tuve miedo de hablar. Me sentía inferior a los demás niños, siempre estaba aislada.
A los 12 años mi mamá nos abandonó y yo empecé a odiarla. Me sentía muy sola, entonces comencé a fumar y tomar como un juego, luego me emborrachaba, al tiempo consumí marihuana y cocaína, me volví adicta y terminé internada en un centro de rehabilitación por un año”, recuerda Karen.
“Mi infancia también fue dura, mis padres peleaban y el dinero no alcanzaba. En la adolescencia consumí cocaína. Nos conocimos en un boliche, fuimos relacionándonos y me dijo que había hecho un tratamiento de rehabilitación, entonces yo no quería que consumiera, pero ella no quería dejar el vicio. Ella fue a consultar a los espíritus y empezó a tener ataques de pánico y no podía mirarse al espejo porque estaba muy atormentada”, destaca Emilio.
Ellos se querían, estaban enamorados, pero las mentiras por la adicción que intentaba esconder Karen estaba afectándolos. Él le dijo que si ella seguía así, lo mejor era terminar la relación. “Las drogas estaban destruyendo nuestra relación. Yo consumía cocaína todos los días, no la podía dejar. Él me pedía que dejara de drogarme pero no podía. Recuerdo que estuve al borde de la muerte por una sobredosis. Ahí me cayó la ficha, porque yo lo quería y quería estar con él, entonces decidí buscar ayuda”, reconoce ella.
Emilio llegó a la Universal buscando ayuda para su novia y para él porque era atormentado por el pensamiento de matar a su familia. Al participar de las reuniones fueron cambiando, el peso que cargaban salió de ellos y comenzaron a pensar diferente. A Karen le costó mucho, al principio iba solo para acompañarlo, pero un día se dio cuenta de que ella necesitaba tener un encuentro con Dios, se dispuso a buscar Su ayuda y Él fue transformando su interior y dándole fuerzas para vencer su adicción. “Decidimos casarnos para disfrutar de una vida diferente. Hoy sonreímos porque el pasado ya no nos domina”.
[related_posts limit=”17″]