La India está situada en Asia y posee la segunda población más grande del planeta (casi 1300 millones de habitantes) – el país más poblado es China. Allí la Universal actúa hace más de 20 años (desde 1995) y, a pesar del tiempo, tiene solo 9 pastores. Uno de los obstáculos de la expansión del Evangelio es que las autoridades no permiten que los misioneros reciban la visa para vivir y predicar en el país.
Recientemente, la Universal en Brasil recibió a Saravanan Sasidharan y a G. Narayana Venkata Krishna, pastores indios que fueron para aprender más sobre el trabajo evangelístico y llevar el conocimiento al país asiático – una especie de “intercambio espiritual”. Ambos están como auxiliares en el Templo de Salomón. “Después de que el Templo de Salomón fue construido, era uno de mis sueños estar aquí. Es un lugar óptimo, todo aquí es hecho con santidad”, dice Saravanan, también llamado Samuel.
Para G. Narayana, que en Brasil es conocido como Estevão, el tour por el Jardín Bíblico añadió nuevos conocimientos. “El Templo muestra la grandeza de Dios. Me faltan palabras para expresar. Tuve una óptima experiencia en el tour, aprendí muchas cosas que no sabía, por ejemplo, cómo Dios creó y utiliza los símbolos y cómo hizo los mandamientos para traerle disciplina al pueblo de Israel.”
Entre la fe y la sociedad
El dúo aún es muy joven: Samuel tiene 20 años y Estevão 21. Y cuando decidieron entregar sus vidas a Jesús, tuvieron que trabar una ardua batalla contra la cultura del lugar. Porque la India posee una gran variedad de religiones y dioses. Incluso los animales son venerados, como los cocodrilos, los monos, las ratas y las vacas, estas últimas se consideran sagradas, la morada de los dioses. Y el cristianismo, por predicar a un Único Dios, todavía enfrenta prejuicios y persecución en el país.
“Yo era hindú, creía en el karma, la reencarnación y el destino. A pesar de seguir la religión y participar de rituales, mi vida era un desorden. Era esclavo de la pornografía, la depresión, complejo de inferioridad y problemas familiares”, recuerda Estevão. A través de la Fuerza Joven Universal (FJU), él conoció la fe en el Dios Vivo, pero enfrentó muchas dificultades después de convertirse. “Al principio, mis padres no aceptaban mi fe. Amigos, profesores, todos se volvieron en mí contra. Yo tuve que elegir entre mis sentimientos, la sociedad y Dios.”
Samuel (en la foto al lado) tampoco encontró facilidades. “Mi padre era muy religioso y no estaba de acuerdo de que mis hermanas y yo fuéramos a la Universal. Recuerdo que una noche yo estaba en la iglesia y mi padre entró al lugar, quiso sacarme a la fuerza. Estaba nervioso, golpeó al pastor y me golpeó por querer servir a Dios”, dice. Samuel destaca que la idolatría y la fe emotiva de la población son verdaderos obstáculos que intentan impedir que el Evangelio se propague en la India. “Cuando hablamos de Jesús, las personas simplemente Lo incluyen en su lista de dioses, en vez de aceptarlo como su Único Señor y Salvador. Además, hay otras iglesias que llevan al pueblo a ser religioso y emotivo, lo que trae dificultades para predicar la fe inteligente y racional.”
El período de permanencia en Brasil los ayudará a ampliar la visión sobre cómo realizar el trabajo evangelístico de forma eficiente. “Después de mi encuentro con Dios, el deseo de salvar y presentarles la verdadera fe a los perdidos comenzó a palpitar dentro de mí. Y la India es el lugar correcto para ganar almas. La población es enorme, sacrifica para los dioses, pero sigue sufriendo”, añade Samuel.
Más manos de obra
A pesar de las grandes diferencias culturales, hay familiaridades entre los dos países con respecto al trabajo de Salvación de almas. Los evangelistas salen por las calles y conversan con todos los que encuentran. “Vamos de puerta en puerta, invitamos a las personas a las reuniones y las orientamos. Hay mucho trabajo y necesitamos más siervos, más personas que se dediquen a salvar almas”, cuenta Estevão (en la foto de al lado).
Pero, incluso con las dificultades, el trabajo en la India crece y los jóvenes están animados para volver y llevar toda la experiencia adquirida en Brasil al país. “Hay muchas personas sufridas esperando recibir esperanza, y nuestra misión es guiarlas para encontrar la Luz. Necesitamos concientizarlas de la fe en el verdadero Dios, que traerá los resultados, como el obispo Macedo hizo en Brasil”, completa Estevão.
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